Una función esencial

Una función esencial

Joel Sierra Cavazos
00:05:47
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Una función esencial
ESCUCHAR: Nehemías 12:8 (La Palabra)
Los levitas eran: Josué, Binuí, Cadmiel, Serebías, Judá y Matanías que, con sus parientes, se encargaban de los himnos de acción de gracias.
PENSAR: Dios quiere que cultivemos la gratitud por todo y en todo. Pero ¿cómo podemos agradecer en todo tiempo? Para muchos de nosotros –especialmente en este terrible momento del mundo, en estos tiempos trágicos de pandemia—no es fácil ni parece algo natural dar gracias. Tenemos voces de lamento, tenemos preguntas, en algunos casos tenemos quejas… tenemos dudas, una voz que no es de alabanza al Señor. No es fácil agradecer a Dios en todo tiempo.
Por eso existen los agradecedores designados, los músicos cristianos, los cantantes del coro, porque nos ayudan a dar gracias, aún cuando no podemos hacerlo. En este tiempo tan difícil, los cantantes de los coros han tomado la voz del pueblo de Dios y han ofrecido himnos de acción de gracias. Ellos nos representan. En lugar de negarnos a agradecer, decidimos agradecer con la voz de nuestro hermano o hermana que va a cantar. En su canto estamos representados, porque hay tiempos como este, en los que no es fácil agradecer.
De este modo se cumple algo lindísimo, el pastoreo mutuo. Quiere decir que los himnos y cánticos tienen una función pastoral. Cuando la palabra de Cristo mora en abundancia en nuestros cantos, realizamos la función de pastorearnos unos a otros. Si alguien toma el micrófono y canta una alabanza a Dios en el culto público, está pastoreándonos, porque nos dice: “A pesar de todas las adversidades y tragedias, no dejamos de creer que Dios nos ama. A pesar de la destrucción, no soltamos la convicción de que la misericordia del Señor se renueva cada mañana”. Esta actitud nos pastorea, cuando cantamos al Señor a pesar de los tiempos difíciles.
Sabemos que hay muchas preguntas y misterios. Le decimos al Señor: No entiendo por qué está pasando esto, estas tragedias terribles, pero la voz de los agradecedores designados nos afirma –‘da gracias al Señor, porque su amor es eterno; para siempre es su misericordia’. Por lo tanto, en este momento, cuando parece que todo se ha derrumbado, lo que nos corresponde hacer es aferrarnos a la única convicción que todavía queda en pie, que Dios renueva su misericordia cada mañana. Así decimos con el profeta Jeremías: “Algo viene a mi mente que me llena de esperanza: que tu amor no se acaba, tu compasión no se agota. Todos los días es nueva por tu gran fidelidad”.
Participemos en este ministerio de dar gracias. Hay quienes, entre nuestros familiares, vecinos o amistades, que no agradecen a Dios. Hagámoslo nosotros. Seamos ese pueblo sacerdotal que fue redimido por la sangre del Cordero. Cristo nos hizo sacerdotes y sacerdotisas para representar a nuestro pueblo y a nuestro mundo delante de Dios. Demos la mano, el corazón y la voz para quienes tienen el corazón quebrantado, para quienes sienten que no les sale la voz.
Los antiguos israelitas celebraron la reconstrucción de la muralla de Jerusalén. Nosotros tenemos mucho que celebrar. Celebramos lo que Dios ha hecho por el mundo en JesuCristo, y lo hacemos con nuestra vida y con nuestros cánticos. Con nuestras acciones y con todo el corazón.
ORAR: Dios, enséñanos la bendición de agradecer en todo tiempo, para nuestro bien. Amén.

IR: Nuestra manera de vivir debe testificar del gran amor de Dios por su mundo.