Dedicar el trabajo

Dedicar el trabajo

Joel Sierra Cavazos
00:05:35
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Dedicar el trabajo

ESCUCHAR: Nehemías 12:27, 43 (La Palabra)

Para dedicar la muralla de Jerusalén se solicitó la asistencia de todos los levitas desde sus respectivos lugares de residencia, y se los trajo a Jerusalén para celebrar la fiesta de la dedicación con alegría, con acción de gracias y con cánticos, címbalos, salterio y cítaras. … En aquel día se ofrecieron solemnes sacrificios e hicieron fiesta porque Dios los había colmado de gozo. También se alegraron las mujeres y los niños, y el júbilo de Jerusalén se percibía a gran distancia.

PENSAR: En el capítulo 12 de Nehemías vemos los nombres de quienes formaron dos coros para dedicar la muralla. Iban cantando, agradeciendo y alabando a Dios, marchando alrededor de la muralla en direcciones opuestas para encontrarse justo ante el templo del Señor. La celebración era tal desborde de alegría que se percibía a gran distancia.

¡Qué tremenda alegría poder dedicar el trabajo de reconstrucción de la muralla a Dios! Nos hace pensar en la importancia de dedicarle a Dios el trabajo que hacemos. Sea que nuestra ocupación sea estudiar o trabajar, siempre que nuestro trabajo sea honesto, debemos dedicárselo al Señor.

En aquel tiempo, el pueblo terminó la reconstrucción de la muralla, pero faltaba hacer la ceremonia de dedicación. Ellos querían entregarle a Dios su trabajo. Así debemos hacer nosotros también. Si estamos estudiando, el día que nos entreguen el certificado de nuestro estudio, hay que ofrecerlo a Dios en oración. “Esto es tuyo, Señor. Te lo dedico y consagro a ti. ¿Qué puertas me abrirá este certificado de estudios? Que sean de acuerdo con tu voluntad, y que todo sea según lo que tú mandas, según tu buena voluntad de bendición”.

Nuestro trabajo más importante no es nuestro oficio o empleo terrenal, sino conocer, servir y amar a Dios. A través del empleo, de la ocupación y del trabajo que hacemos debemos conocer, servir y amar más a Dios. Si el oficio o empleo que tenemos nos permite conocer, servir y amar al Señor, entonces ese trabajo está bien. ¿Puedes dedicar tu trabajo al Señor?

Dedicar el trabajo a Dios es reconocer su presencia en nuestra vida. Es reconocer la realidad de Dios, su cercanía, su providencia y su autoridad. La vida de quien se conduce ignorando a Dios, desoyendo su palabra, sin tomar en cuenta la buena voluntad de Dios, va por un camino que no produce fruto, va por un callejón sin salida, que no conduce a nada, que no tiene sentido. Es como el tamo que arrebata el viento… En cambio, en el camino del dichoso, del bienaventurado, se da fruto a su tiempo y su hoja no cae.

La persona feliz reconoce a Dios en todos sus caminos. Medita en lo que Dios ha dicho, y que lo ha dicho en JesuCristo. La historia de Jesús llena su vida por la mañana, tarde y noche. Y cuando sueña, pide a Dios poder soñar con el reino y la voluntad de bendición de Dios para el mundo. Es importante no ignorar a Dios, sino reconocer su palabra, vivir de frente a Dios. Por eso dedicamos nuestro trabajo al Señor, porque reconocemos la realidad y la importancia de su presencia.

ORAR: Queremos vivir felices y dedicarte nuestro trabajo para conocerte, servirte y amarte. Amén.
IR: Nuestra manera de vivir debe testificar del gran amor de Dios por su mundo.