Les damos la bienvenida a un nuevo episodio de DDLB, en el que el Maestro Bueno nos dará una cápsula del tiempo que ni siquiera imaginábamos, y que, por difícil que parezca, ¡apreciamos muchísimo!
Francamente, desconocemos si el Tonayán es una bebida que se importe a otras partes del mundo, pero aquí en México, podríamos decir que es uno de esos alcoholes baratos (demasiado para ser bueno) que uno compraba en la infancia (¿o juventud? Todo está un poco borroso) a falta de lana.
Lo encontrabas en varios tamaños y se solía tomar con aguas de sabor (las famosas “aguas locas”) o la gaseosa de tu agrado. La realidad es que, en ese entonces, que supiera rico o no pasaba a segundo plano; lo importante era embriagarse.
Lo que pensábamos –ilusamente– que era mezcal o destilado de agave, no era otra cosa que un miserable licor de caña, que no estamos seguros que cumpla con los estándares de calidad… pero que no sabe nada mal, ¡eh!
Acá les contamos más sobre este veneno tan nostálgico:
Tonayán– un licor de caña de 24º, que viene tradicionalmente en una botella de plástico (leyeron bien) a la cual se le conoce como “panal”. Se produce a partir de melazas de la caña de azúcar y, similar a los aguardientes, tiene un sabor dulce, sin la presencia hostigante del alcohol. No hay mucho más que decir, excepto que si vienen a México, pueden comprarlo en cualquier Oxxo y ¡nos dicen qué les pareció!
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