10 December 2024
996 - Salmos. Exaltando a Dios por su perdón. Sal 130:3-4
996 – Sal 130:3-4 – Salmos. Exaltando a Dios por su perdón.
“JAH, si mirares a los pecados, ¿Quién, oh Señor, podrá mantenerse? Pero en ti hay perdón, para que seas reverenciado.”
El Salmo destaca la misericordia de Dios, la fe personal y el perdón de pecados, y la seguridad de este perdón; son temas que hemos de predicarlos “sin cesar”. Martín Lutero llamó a éste un salmo paulino (también a los Sal 32, 51 y 143) porque muestran que el perdón de pecado depende de la misericordia de Dios y se recibe por fe y no por medio de obras. El salmista está consciente de su propio pecado y de que merece el juicio de Dios, pero también cree en la misericordia de Dios. Esta combinación produce el arrepentimiento y la seguridad del perdón.
I. El clamor del salmista (Sal 130:1-2). “De lo profundo, oh Jehová, a ti clamo. Señor, oye mi voz; estén atentos tus oídos a la voz de mi súplica.” Desde las profundidades de la desesperación, el salmista clamó a Dios. La desesperación nos hace sentir aislados y lejos de El, pero este es el preciso momento cuando necesitamos más de su ayuda. La desesperación por el pecado no nos debe llevar a la autocompasión, haciendo que pensemos más en nosotros que en Dios. En lugar de eso, nos debe llevar a la confesión y después a la misericordia, perdón y redención de Dios. Cuando nos abrume un problema, la autocompasión solo incrementará la desesperanza. Sin embargo, el clamor a Dios vuelve nuestra atención al único que en verdad puede ayudarnos. “Pacientemente esperé a Jehová, y se inclinó a mí, y oyó mi clamor.”(Sal 40:1).
II. Exaltación del perdón de Dios (Sal 130:3-4). “JAH, si mirares a los pecados, ¿Quién, oh Señor, podrá mantenerse? Pero en ti hay perdón, para que seas reverenciado.” Cuando Dios nos perdona, lo hace por completo, restablece nuestra comunión con El. Dios no guarda una lista de nuestros pecados; Él perdona y olvida. Por su perdón reverenciamos, exaltamos a Dios. “¿Qué Dios como tú, que perdona la maldad, y olvida el pecado del remanente de su heredad? No retuvo para siempre su enojo, porque se deleita en misericordia. El volverá a tener misericordia de nosotros; sepultará nuestras iniquidades, y echará en lo profundo del mar todos nuestros pecados.” (Miq 7:18-19). “Porque la gracia de Dios se ha manifestado para salvación a todos los hombres, enseñándonos que, renunciando a la impiedad y a los deseos mundanos, vivamos en este siglo sobria, justa y piadosamente, aguardando la esperanza bienaventurada y la manifestación gloriosa de nuestro gran Dios y Salvador Jesucristo, quien se dio a sí mismo por nosotros para redimirnos [perdonarnos] de toda iniquidad [pecado] y purificar para sí un pueblo propio, celoso de buenas obras.” (Tito 2:11-14). Dios para perdonar manda a sus hijos que también perdonemos al prójimo asi como Él nos perdona. “Porque si perdonáis a los hombres sus ofensas, os perdonará también a vosotros vuestro Padre celestial; mas si no perdonáis a los hombres sus ofensas, tampoco vuestro Padre os perdonará vuestras ofensas.” (Mt 6:14-15). “Vestíos, pues, como escogidos de Dios, santos y amados, de entrañable misericordia, de benignidad, de humildad, de mansedumbre, de paciencia; soportándoos unos a otros, y perdonándoos unos a otros si alguno tuviere queja contra otro. De la manera que Cristo os perdonó, así también hacedlo vosotros.” (Col 3:12-13).
III. Confianza de esperar en Dios (Sal 130:5-6). “Esperé yo a Jehová, esperó mi alma; en su palabra he esperado. Mi alma espera a Jehová más que los centinelas a la mañana, más que los vigilantes a la mañana.” El salmista resalta la confianza en Dios: Yo espero enfatiza una fe personal; mi alma muestra la profundidad de esta fe; En su palabra indica la base de esta fe, creer la Palabra de Dios, lo que Dios dice, es confiar en Él. Después la comparación con el centinela muestra cómo todo el ser está involucrado emotivamente contando con la respuesta de Dios. “Aguarda a Jehová; esfuérzate, y aliéntese tu