¿Qué significa ser humano cuando puedes ser reemplazado? ¿Qué queda del alma cuando se replica en un ciclo sin fin?En este nuevo episodio de El Lado Invisible, nos sumergimos en un análisis simbólico profundo y provocador de Mickey 17, la película de ciencia ficción dirigida por Bong Joon-ho y protagonizada por Robert Pattinson, que plantea una de las preguntas más inquietantes de nuestro tiempo: ¿sigue existiendo la identidad cuando tu cuerpo es desechable?Desde su primera escena, Mickey 17 nos lleva a un universo helado y opresivo donde la inmortalidad no es una bendición, sino una condena invisible. Mickey es un clon, un “prescindible” en una colonia espacial llamada Niflheim, cuyo nombre evoca el mundo brumoso y muerto de la mitología nórdica. Cada vez que muere, es recreado con sus recuerdos intactos. Pero esta supuesta “vida eterna” no lo libera: lo encadena. En este episodio, exploramos cómo la película convierte este concepto en una metáfora poderosa sobre la alienación, la fragmentación del yo, y la pérdida del alma en sistemas que replican sin propósito.Nuestro análisis va más allá de lo superficial. Nos adentramos en el símbolo del doble, en la figura mítica del eterno retorno, en los arquetipos junguianos de la sombra y el yo fragmentado, y en el conflicto entre cuerpo y conciencia. ¿Qué ocurre cuando dos versiones idénticas de un mismo ser coexisten al mismo tiempo? ¿Puede el alma dividirse? ¿Puede uno mirarse a sí mismo y no reconocerse?A lo largo del video, descubrirás cómo Mickey 17 utiliza los códigos del cine de ciencia ficción para hacer una crítica profunda a la mercantilización del cuerpo humano, al uso industrial de la vida, y a las estructuras que reducen al individuo a un recurso más. La clonación, en este contexto, deja de ser un tema meramente biológico y se convierte en una pregunta filosófica, espiritual y política: ¿quién soy, si soy uno más de una serie?También abordamos cómo la película traza un paralelo inquietante con el colonialismo moderno, repitiendo la historia de los imperios antiguos bajo la máscara del progreso tecnológico. El planeta Niflheim, habitado por los Creepers —una raza alienígena incomprendida— se convierte en el escenario de una nueva forma de conquista y exterminio, donde el Otro es deshumanizado para justificar su eliminación. Esta otredad, sin embargo, termina revelándose como una sabiduría silenciosa, una forma de inteligencia natural que exige respeto y reparación.En esta lectura simbólica, los Creepers se revelan como guardianes del umbral, figuras míticas que custodian el paso entre el mundo humano y algo más profundo: el orden natural, la memoria planetaria, la conciencia colectiva. Su aparición es clave para comprender que Mickey 17 no trata solo de un hombre atrapado en un ciclo tecnológico, sino de una humanidad entera desconectada de lo sagrado, de la tierra y de sí misma.Hablamos también del número 17 como símbolo. En el tarot, el 17 corresponde a La Estrella, que representa la renovación tras el caos. En la numerología, combina el 1 (inicio) y el 7 (sabiduría espiritual). Nada en esta historia es casual. Bong Joon-ho construye una narrativa en la que los nombres, los números, los escenarios y las decisiones están cargados de resonancias ocultas.Aquí, la ciencia ficción no es el fin: es el medio para plantear preguntas sobre la existencia, el cuerpo, el alma y la búsqueda de integridad en un mundo que fragmenta.