
Esta denuncia es sumamente significativa debido a la escasez de comunicaciones individuales de víctimas libias de violencia de género ante los órganos de tratados de derechos humanos de la ONU y podría presentar un precedente para las sobrevivientes. El firme apoyo de la ONU, especialmente del CEDAW, es esencial para garantizar que Libia cumpla con sus obligaciones en materia de derechos de las mujeres.
En represalia por ayudar a su madre y hermanas a huir de la violencia doméstica y emprender acciones legales contra su padre y familiares, Al-Sharigy fue objeto de amenazas, tortura, secuestro y violencia sexual. Su caso ilustra conmovedoramente los peligros extremos que enfrentan las niñas y mujeres que desafían las estructuras patriarcales y buscan justicia en Libia.