Duele mirar atrás y ver que las señales estaban ahí, gritándonos, pero nosotros cerramos los ojos porque enfrentar la verdad daba más miedo que vivir en la mentira.
Nada, absolutamente nada, borrará la brutalidad de saber que amaste a alguien que no tuvo miedo de hacerte pedazos.
El duelo por un engaño no tiene rituales claros. No se nos permite gritar como en un funeral, ni exigir explicaciones que calmen nuestra mente. En su lugar, vivimos en un limbo emocional, donde las preguntas sin respuestas nos atormentan
Hay gente que nunca se compromete, que nunca esta lista o que simplemente NO QUIERE.
Cuando te dicen “NADA QUE VER”, tú y yo sabemos en realidad que tienen TODO QUE VER.
Dicen que no hay finales...
Dicen que todos sabemos de la soledad porque todos fuimos abandonados un día.
Dicen que amar es darle una navaja sumamente afilada a una persona, confiando en que no va a atravesarte con ella.
Dicen que soltar no significa deshacerse, sino la posibilidad de volverse a construir.
Es cierto, al principio duele, pero si somos pacientes tarde o temprano nos daremos cuenta que nos hicieron un favor.