Este jueves 26 de junio fuimos desafiados por la Palabra a comprender que Dios no siempre responde como esperamos. A través de la enseñanza compartida por nuestro pastor David E. Ramos, aprendimos que incluso el apóstol Pablo tuvo que vivir con una estaca en el cuerpo, una debilidad que lo acompañó, no para destruirlo, sino para recordarle que el poder de Dios se perfecciona en la debilidad.
No siempre Dios quita el dolor, pero sí promete su gracia. Y en esa gracia, caminamos confiando en que donde somos débiles, Él se hace fuerte.