No se desperdicia energía, comida ni datos. Y sobre lo último, Spotify se ha convertido en una máquina de aprovechar la cantidad de información que dejamos cada vez que reproducimos algo o cuando subimos contenido. Teniendo una plataforma con millones de suscriptores diríamos que la mitad del trabajo está hecho. La otra mitad se la dejamos a quienes tuvieron que arreglárselas para manejar ese volumen de datos y encontrar todo lo que confirme que en latinoamérica somos intensos hasta para escuchar música.