Su nombre: Miguel Arcángel Conill, pero por esos caprichos de la música y los músicos, su inmenso legado lo dejó escrito sencillamente como Miguelito Cuní.
Con ciertas grabaciones históricas celebramos la presencia de este formidable sonero en los salones bailables de la nación cubana, durante poco más de 50 años.
A comienzos de los años 40, afincado en la capital de la república, atrás quedaron su natal Pinar del Río y las primeras formaciones donde descubrió su vocación.
Predestinado al conjunto de sones (donde definitivamente brilló su estrella con mayor intensidad) y después de una temporada en la orquesta del flautista Antonio Arcaño, Cuní pasó al conjunto de Arsenio Rodríguez. Con el ciego maravilloso llegaron los primeros discos. Cantante completo, desde entonces el bolero también fue parte de su repertorio.
Avanzada ya la década del 40 se afianzaba mucho más la era de los conjuntos, despertando interés las innovaciones melódicas y armónicas de su coterráneo y antiguo compañero del Sexteto "Caridad": el tresero Niño Rivera.
Mayo de 1950 en los estudios de la CMQ grababa la RCA Víctor. De nuevo el conjunto de Arsenio Rodríguez. Apenas un año después Chappottín se haría cargo del grupo.
En 1952, antes de comenzar a grabar para Panart con el conjunto de Chappottín, Cuní probó suerte con el conjunto de Ñico Membiela, producido por el sello del compositor Rolando Membiela - Continentales Marabil - y el piano de Pepecito Reyes. Así quedó el rastro de este son montuno de Lilí Martinez: "Tumba Monte".
Entre 1951 a 1955 destaca como cantante estrella de Chappottín grabando para los sellos Panart y Puchito.
Tras una pausa de varios años separado del trompetista, forma parte del conjunto "Modelo", pasando fugazmente después por la banda del Beny Moré.
Finalizando los años 50 recibe el apoyo de Álvarez Guedes con su etiqueta Gema. El actor y productor, siempre acertado, pone a la disposición del sonero diferentes acompañamientos.
A comienzos de los años 60 vuelven a refulgir en los escenarios Chappottín y Cuní. Un dueto de oro que esta vez sólo pudo interrumpir la muerte. En la memoria: Miguelito Cuní. Sonero de los buenos.
Las antiguas ediciones discográficas en 78 rpm nos permitirán rescatar del olvido a una de las grandes voces de la música popular cubana: Ana María García.
En tres tiempos recordaremos el arte de esta importante cantante: primero cuando, mediando los años 30, completó el trío García. Junto a Ana María la imprescindible voz segunda de Justa García y la guitarra de Nené Ayué.
Ana María García, fenomenal intérprete de sones, guarachas, montunos y boleros, hoy nos acompaña en clave de conga y comparsa.
La escucharemos con el septeto "Favorito" de los primeros 50, a cargo de "Mañungo" y "Carusito" y los Tambores de Alfredito Valdés, con la trompeta de Óscar Velazco "Florecita".
Así resuena este segmento junto a la gran Ana María García.
Los tesoros de la música popular cubana, todas las semanas, los compartimos contigo.
El catálogo de la etiqueta independiente Puchito del año 1957 (en colaboración con el sello Montilla) editó un fabuloso álbum reverenciando la obra del maestro Ernesto Lecuona.
Con la conducción orquestal del genio de Guanabacoa:
Sarita Escarpenter, Zoraida Marrero, la actriz María de los Angeles Santana, y el dueto de Rosa Elena Miró y Héctor Fernández Ramos.
En ese orden escucharemos las canciones: "Al fin", "No es por ti", "Mariposa" y la habanera: "Se fue".
Los rumberos de ayer y de hoy escriben sus crónicas con toques y cantos. En clave de rumba y guaguancó: Carlos Embale y "Ya no tengo amigos".
Con Embale : Roberto Maza, las hermanas Romay y el Grupo Afrocubano "Lulu Yonkori", dirigido por el autor del tema: el folklorista Alberto Zayas.
Con el magisterio de su canto Embale nos recuerda la importancia de esos grandes tesoros.