El desierto protegió la historia de Tiuxta y su pueblo Chinchorro, gran compromiso con cada descendencia, creyeron en la dualidad de la vida y la muerte. Hoy, cuando todo está frágil en la vida del planeta, miremos hace miles de años atrás, el desierto más árido del mundo, una niña vivió, ahora vuelve a jugar, como siempre lo hizo, mirando el mar y el desierto intenso.