El pequeño angelito que llevamos a casa del hospital se convierte en el adorable pero inquieto dador de brazos y besos. Pronto aprende a leer y nunca deja de querer conversar con mamá y papá. Pero de repente, algo parece cambiar. Ya no quiere abrazos ni plática, ya no se interesa en ir a la iglesia u obedecer a sus padres. ¿Qué pasó? ¿Es que “entró a la rebeldía”? ¡Conversemos de esto con Mateo!