En marzo de 2020 nuestra vida dejó, de golpe, de ser tal y como la conocíamos.
Se rompieron nuestras rutinas, dejamos de estar expuestos a la luz solar, se alteraron nuestros ritmos biológicos, sufrimos lo que en psicología se conoce como ‘hambre de piel’. La falta de contacto físico con nuestros seres queridos ha hecho muchísimo daño.
Nuestro sistema nervioso percibe como una amenaza el hecho de no ser tocados por otros. El ser humano no está hecho para estar aislado ni quieto.
Así que nuestro cuerpo ha reaccionado como si estuviera expuesto a peligros permanentes: el aislamiento ha alterado los patrones de alimentación, de sueño y ha repercutido en nuestro estado de ánimo.
Hoy Carmen Paz Molina nos da algunas pautas para lograr nuestro bienestar.
Continua leyendo en el siguiente link donde además encontrarás ejercicios de 3 minutos para empezar a sentirte más viva.
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