Todo fue creado por Dios, en él y para él, así que nosotros no estamos excluidos, sin embargo, Dios desea que tengamos una relación como sus hijos y siervos; para esto es necesario que le amemos con todo nuestro ser (corazón, mente, alma, cuerpo) de lo contrario el diario vivir nos ganará y solo estaremos centrados en lo terrenal, dejando a Dios de lado.
Así que Dios ha limpiado nuestro corazón, mente, alma, cuerpo, con el fin de que le amemos y sirvamos con todo nuestro ser, permaneceremos en esta relación solo si entendemos que necesitamos de Dios y que todo lo recibido de él es por misericordia, llevándonos a buscarlo en oración y recibiendo instrucción en su Palabra.
Amemos a Dios, para ser realmente felices.