El gobernador Pilato sabía que Jesús era inocente, incluso escuchó que era Hijo de Dios, y Rey de Israel, pero por temor al pueblo judio dejó que crucificaran a Jesús.
Esto puede ocurrir en nosotros, que las personas que nos rodean y por nuestros pensamientos lleguemos a dejar que Jesús muera en nuestra vida, es decir, que nos alejemos de él siguiendo la corriente del mundo; Pilato se lavó las manos para librar su responsabilidad, pero nosotros no tenemos ninguna excusa para no creer en Jesús.
Cada día ora a Dios y lee la Palabra con el Espíritu Santo guiándote, porque solo así lograrás acercarte al Todopoderoso y permanecer en el Señor.