Un comerciante judío en Chicago se decidí por dejar a su hijo irse a Israel para absorber un poco de la cultura en la patria. Cuando volvió el padre le preguntó un poco de sus experiencias del viaje.
El hijo dijo: “Papá, tenía un buen tiempo en Israel. Por cierto, me convertí en cristiano allí.”
"Oh dios”, dijo el padre. “¿Qué he hecho?”
Decidí preguntar a su amigo Jacob qué hacer. Jacob le dijo: “Cómico que me pregunta. Yo también envié
mi hijo a Israel, y el también volvió cristiano. Tal vez debiéramos hablar con el rabino y preguntarle que hacer. Y fueron para ver el rabino.
Y el rabino dijo: "Qué raro…. Yo también envié a mi hijo a Israel….Y él también regresó cristiano… Quizás debiéramos hablar con Dios para que nos de unos buenos consejos.”
Los tres rezaban y explicaban lo que había ocurrido a sus hijos y preguntaron a Dios que debían hacer. De repente oyeron una voz fuerte del cielo. La voz dijo: “Muy extraño que me preguntan. Y también envié a mi hijo a Israel……..”