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Nuestra naturaleza como consecuencia del pecado, se inclinará al mal siempre, por eso debemos ejercer ese dominio propio, que solo es posible cuando cultivamos una relación con el Espíritu Santo.
Nuestra naturaleza como consecuencia del pecado, se inclinará al mal siempre, por eso debemos ejercer ese dominio propio, que solo es posible cuando cultivamos una relación con el Espíritu Santo.