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Hace 50 años, en 1975, el paleontólogo sudafricano James Kitching descubrió en la cuenca del Karoo una madriguera fosilizada de hace 250 millones de años. En su interior asomaba el cráneo de Thrinaxodon, un animal del tamaño de un zorro que habitaba madrigueras y es considerado un antepasado directo de los mamíferos. Décadas después, gracias a un escáner de radiación sincrotrón, se descubrió que este Thrinaxodon compartía su madriguera con un insólito compañero: Broomistega, un anfibio temnospóndilo herido que probablemente buscó refugio allí. Ambos animales murieron juntos cuando una inundación anegó el refugio. Esta singular escena fosilizada revela cómo la vida luchaba por adaptarse tras la gran extinción del Pérmico-Triásico.