Hebreos.12.15 “ Mirad bien, no sea que alguno deje de alcanzar la gracia de Dios; que brotando alguna raíz de amargura, os estorbe, y por ella muchos sean contaminados”.
Hebreos 12:15 (NTV) “Cuídense unos a otros, para que ninguno de ustedes deje de recibir la gracia de Dios. Tengan cuidado de que no brote ninguna raíz venenosa de amargura, la cual los trastorne a ustedes y envenene a muchos”.
El alma está formada por la mente, la voluntad, los sentimientos y las emociones. A veces las emociones y los sentimientos nos dominan y no logramos controlarlas, sino cuidamos ni limpiamos lo que hay en nuestra alma todo lo que hay en el alma empieza a afectar todo nuestro ser: cuerpo, mente y espíritu.
La amargura es un espíritu que se arraiga en el alma y lo envenena, con el tiempo, se nota en todo: en lo que sientes, piensas y haces.
Para vencer la amargura no basta con tratar los síntomas; hay que ir a la raíz del problema y eliminarla desde ahí:
Causas:
Consecuencias:
Quiero hacer una aparte, porque aquí está el meollo del asunto, las enfermedades físicas, emocionales, mentales y económicas que miles de millares de cristianos están padeciendo hoy en día es por causa de este veneno que fluye por el torrente sanguíneo llamado “Amargura”.
Las enfermedades de este siglo son producidas por el alto nivel de estrés que maneja el ser humano, a esto añada las heridas emocionales, enfermedades mentales, la falta de perdón y la deficiencia nutricional en los alimentos que consumimos diariamente.
El salmista hizo una declaración en el Salmo 32:3-4 “Mientras callé, se envejecieron mis huesos En mi gemir todo el día. Porque de día y de noche se agravó sobre mí tu mano; Se volvió mi verdor en sequedades de verano”; esa expresión tiene un significado espiritual muy profundo y es “falta de perdón…”, por tal razón levantarse para pedir y otorgar perdón es clave para sanar muchas enfermedades.
Todo el veneno del alma llamada amargura, resentimiento y falta de perdón impregnado en el cuerpo viene de un alma envenenada que al vivirlo y experimentarlo a través de emociones fuertes como el estrés, el miedo y la incertidumbre hace que el cuerpo libere una hormona llamada cortisol, el cual se convierte en un veneno para el cuerpo.
El cortisol es una hormona imprescindible para nuestro cuerpo. Interviene en la regulación del metabolismo, es la encargada de ponernos en marcha todas los días y nos prepara para responder a los desafíos físicos y mentales que la vida nos presenta; desempeña un papel crucial en la regulación del metabolismo de los carbohidratos, favorece la formación de glucosa, aumenta la presión arterial, la frecuencia cardíaca y respiratoria, entre otras, pero también el exceso de cortisol en la sangre es un veneno que produce enfermedades crónicas.
El cortisol producido por el veneno que se encuentra en el alma debido a la continua ira, falta de perdón, enojo, maledicencia, discusiones, peleas, contiendas, genera enfermedades tales como: osteoporosis, osteomielitis, cáncer óseo, artrosis, artritis, y otras enfermedades tales como la fibromialgia, migrañas, problemas digestivos, cáncer generalizado, diabetes entre otros; Los niveles elevados de cortisol se han asociado con el desarrollo de trastornos mentales como la depresión y el estrés, además, pueden contribuir al desarrollo de problemas físicos como la obesidad, la diabetes, la hipertensión arterial, los trastornos del sueño entre otras.
Ministración: Pasar la gente al altar y ministrar sanidad y libertad
Jesús advirtió a aquellos que se sentían cansados y agobiados a venir a Él para descansar y encontrar alivio de sus cargas. En Mateo 11:28-30, dijo: "Venid a mí todos los que estáis cansados y agobiados, y yo os haré descansar. Llevad mi yugo sobre vosotros y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón; y hallaréis descanso para vuestras almas. Porque mi yugo es suave y mi carga ligera". Mateo 6:25-27 “Por tanto os digo: No os afanéis por vuestra vida, qué habéis de comer o qué habéis de beber; ni por vuestro cuerpo, qué habéis de vestir. ¿No es la vida más que el alimento, y el cuerpo más que el vestido? Mirad las aves del cielo, que no siembran, ni siegan, ni recogen en graneros; y vuestro Padre celestial las alimenta. ¿No valéis vosotros mucho más que ellas? ¿Y quién de vosotros podrá, por mucho que se afane, añadir a su estatura un codo?”. Pablo enseñó en Filipenses 4:31-32 “Quítense de vosotros toda amargura, enojo, ira, gritería y maledicencia, y toda malicia. Antes sed benignos unos con otros, misericordiosos, perdonándoos unos a otros, como Dios también os perdonó a vosotros en Cristo”..