Jeremías 33:6 “He aquí que yo les traeré sanidad y medicina; y los curaré, y les revelaré abundancia de paz y de verdad”.
¿Qué es el corazón? Abarca la voluntad, el asiento de los afectos y de los deseos, es el Lugar Santísimo en el hombre, la cámara secreta del Espíritu. Bíblicamente hablando, el corazón es el asiento de las actitudes, emociones y de la inteligencia. Se refiere a la mente, los pensamientos, los sentimientos y al intelecto en general, es el centro mismo del ser humano, es el centro de la personalidad y por ende este determina nuestra manera de ser, lo que guarda el corazón influye nuestros pensamientos y nuestros comportamientos, Proverbios 23:7 “Porque cual es su pensamiento en su corazón, tal es él”, por tal razón hay que guardarlo, cuidarlo, protegerlo, Proverbios 4:23 “Sobre toda cosa guardada, guarda tu corazón; Porque de él mana la vida”.
El corazón es el centro donde convergen las áreas más importantes de nuestra vida: la física, emocional, espiritual y económica. Cuando estas áreas han sido heridas o afectadas por el pecado, la maldad o la violencia, el corazón se contamina. Esta contaminación interna no solo afecta nuestra salud y bienestar, sino que también se manifiesta en forma de temores, angustias, enfermedades, conflictos, escasez, destrucción, separación y violencia. En otras palabras, un corazón dañado inevitablemente influye en todo nuestro entorno y forma de vivir.
El corazón del hombre esta ligado al carácter, Jesús lo enseñó en Lucas 6:45 “El hombre bueno, del buen tesoro de su corazón saca lo bueno; y el hombre malo, del mal tesoro de su corazón saca lo malo” y en Mateo 15:19 “Porque del corazón salen los malos pensamientos, los homicidios, los adulterios, las fornicaciones, los hurtos, los falsos testimonios, las blasfemias”.
El corazón del hombre no puede ser remendado, la promesa de Dios es que nos dará Corazon nuevo y Espíritu recto debido a que la naturaleza humana es demasiado depravada para ser remendada. No se trata de una casa que necesita de unas cuantas reparaciones, no, la casa está podrida por completo, y los cimientos han sido destruidos, en este tiempo tanto el corazón del hombre como el corazón de la familia han sido destruidos, toda la casa se encuentra en mal estado, hay podredumbre por doquier y está a punto de desplomarse.
Dios no intenta repararla, no la adorna ni la embellece, ni le pone máscara como hacemos nosotros, sino que decide que la vieja casa debe ser arrasada, y que construirá una casa nueva, la Palabra dice en Ezequiel 36:26-27 "Les daré corazón nuevo, y pondré espíritu nuevo dentro de vosotros; y quitaré de vuestra carne el corazón de piedra y pondré un corazón de carne…”, ya que para poder enfrentar estos tiempos difíciles debemos tener un corazón sano delante de Dios y delante de los hombres, por lo tanto tienes que saber que Dios ama nuestro corazón; Nuestro corazón es el órgano espiritual donde Dios quiere obrar el mayor de sus milagros, es momento de que lo abras, y que Él pueda hacer esa obra transformadora en el corazón de tu vida, tu hogar y tu familia. Proverbios 4:20-27 el Señor nos da consejos sabios a través de la Palabra: Hijo mío, está atento a mis palabras;
En la Biblia hay muchos acontecimientos registrados de sanidad en un corazón roto: La mujer encorvada, la mujer del flujo de sangre, la hija de Jairo, el paralítico de Bethesda, el ciego bartimeo, la hija de Jairo, en fin, muchas sanidades, milagros y prodigios, pero me llama mucho la sanidad del corazón roto de la mujer que fue sorprendida por los teólogos, lideres religiosos, conocedores de la ley y en un alto grado de influencia espiritual en sus pecados de Indole emocional y sexual, esto se encuentra en Juan 8:1-11 “y Jesús se fue al monte de los Olivos. Y por la mañana volvió al templo, y todo el pueblo vino a él; y sentado él, les enseñaba. Entonces los escribas y los fariseos le trajeron una mujer sorprendida en adulterio; y poniéndola en medio, le dijeron: Maestro, esta mujer ha sido sorprendida en el acto mismo de adulterio. Y en la ley nos mandó Moisés apedrear a tales mujeres. Tú, pues, ¿qué dices? Mas esto decían tentándole, para poder acusarle. Pero Jesús, inclinado hacia el suelo, escribía en tierra con el dedo. Y como insistieran en preguntarle, se enderezó y les dijo: El que de vosotros esté sin pecado sea el primero en arrojar la piedra contra ella. E inclinándose de nuevo hacia el suelo, siguió escribiendo en tierra. Pero ellos, al oír esto, acusados por su conciencia, salían uno a uno, comenzando desde los más viejos hasta los postreros; y quedó solo Jesús, y la mujer que estaba en medio. Enderezándose Jesús, y no viendo a nadie sino a la mujer, le dijo: Mujer, ¿dónde están los que te acusaban? ¿Ninguno te condenó? Ella dijo: Ninguno, Señor. Entonces Jesús le dijo: Ni yo te condeno; vete, y no peques más, la Palabra muestra la gracia y el amor de Dios hacia esta mujer, ya que Jesús no la condenó y lo que la llevó a su sanidad plena fue lo que Jesús le dijo “Mujer arrepiente y no peques más”.
Muchos de nosotros no podemos amar de la manera correcta porque no hemos recibido amor de la manera correcta, en 1 Juan 4:19 la Palabra dice “Nosotros le amamos a Él porque Él nos amó primero”, por lo tanto no podemos dar algo que no hemos recibido; hoy Dios quiere mostrar su amor para con nosotros, quiere sanar nuestro corazón roto para poder amar y a través del amor de Dios en nosotros poder tomar la decisión de perdonar ya que es la base de la sanidad de un corazón roto, para volver a amar hay que perdonar y para poder perdonar hay que recibir perdón.
Ministración: Debemos “Sanar la causa del Dolor”, las viejas heridas tienen buena memoria y hoy es el día de vernos como en un espejo para ver reflejado lo que hay en nuestro corazón; si observas detenidamente, veras tus heridas que han sido sanadas por el Señor, que aunque están las marcas, si las tocas ya no duelen; pero si miras cuidadosamente verás ciertas heridas que no han sido sanas, que todavía duelen, que fueron hechas por personas a las que les permitimos que entraran en nuestras vidas y trajeron consigo maldición, deshonra, destrucción, dolor y esas heridas aún están allí, porque aún no han sido perdonadas, aún no han sido sanadas; vas a observar otras heridas que nos hicimos nosotros mismos a través de los pecados que hemos cometido.
Hoy me doy cuenta que aunque Cristo murió para darnos libertad, aún no la hemos recibido y vivimos bajo el yugo de la falta de perdón; por tal razón nos sentimos culpables por lo que hacemos y nos sentimos avergonzados por lo que somos.
En ese espejo nos vemos horrendos, por lo tanto debemos tomar la decisión de romper la imagen del pasado, es necesario que llevemos nuestra imagen distorsionada delante del Señor, para que Él a través de Su amor y Su misericordia nos trasforme y la única manera es permitir que Dios a través del sacrificio de Su hijo Jesucristo lo haga hoy en nosotros, permitir que sane todo lo que hay dentro de nosotros: Sentimientos, emociones, la memoria donde están almacenados los eventos que han producido tanto dolor, es urgente que Dios sane nuestro corazón roto, para que podamos tomar decision...