210│San Álvaro Pelagio - 29 de noviembre - 2da temporada

Los invitamos a un paseo por la historia de la Iglesia.

Vamos a aprender de ella, mirando a través de la vida de los santos.

Ellos, que tanto lucharon por la fe, nos enseñan a ser resilientes y a seguir adelante sin temer por el futuro.

Antes de conocer la interesante historia de hoy, conozcamos qué santos se veneran el 28 de noviembre.

Ellos son:

San Saturnino de Tolosa, obispo y mártir, San Álvaro Pelagio, obispo; San Filomeno, mártir; San Jacobo, obispo; San Paramón, mártir; San Radbodo, obispo; San Saturnino de Cartago, mártir; Santa Iluminada, virgen; Beato Alfredo Simón Colomina, presbítero y mártir;

Beatos Dionisio de la Natividad y Redento de la Cruz, mártires; Beato Eduardo Burden, presbítero y mártir; Beato Federico de Ratisbona, religioso; Beatos Jorge Errington, Guillermo Gigson y Guillermo Knight, presbíteros y mártires.

En este día, tendremos para contarles la historia de un fraile franciscano que en el difícil arte de vivir en medio del mundo sin perder su identidad de consagrado, dio un gran ejemplo de integridad a pesar de las persecuciones y las luchas internas en la Iglesia.

El es San Álvaro Pelagio.

Oremos para pedir a Dios que como San Álvaro, no dejemos a un lado la fe por el rigor de las persecuciones que no faltan:

¡Señor, nos has mostrado la importancia de la perseverancia en el camino de la vida, de la oración, de la esperanza, de la confianza en Dios; te pido que me des el empuje y el coraje para ser perseverante en todo y no desfallecer ante las dificultades!

¡Dame, Señor, la virtud de la perseverancia y no caer en la tentación de la tristeza en los momentos que llegan los problemas o cuando las cosas no salen como las tengo previstas, sino que a través tuyo me llene de serenidad y paz interior!

¡Señor, te suplico que me ayudes a ser perseverante para que a pesar de mis flaquezas y mis caídas sea siempre fiel a tu Palabra y a tus mandatos, para que siempre trabaje con el fin de vivir en unidad contigo y con mis hermanos!

Tú, Señor, ¡Eres mi roca y mi salvación y en ti tengo puesta toda mi esperanza! Amén.

Todos los que vivimos la fe tenemos que pasar la dura realidad de tener un dulce deseo de vivir santamente en paz y difundir la verdadera enseñanza fraterna y honesta del Evangelio.

Pero nos encontramos en un choque con un mundo secularizado, que relativiza al acomodo los valores y que ataca sin miramientos la piedad y el intento de no dejarse arrastrar por las pasiones mal encaminadas.

Vivir según el agrado de Dios se convierte en la puerta para ser perseguido.

No deberíamos extrañarnos, pues el Maestro Divino vivió esa realidad cada día.

Nos corresponde seguir firmes en nuestros principios, recordando, sin dudar, que Jesucristo ha vencido al mundo.

Sin miedo, sólo impulsados por el Amor.

San Álvaro Pelagio,

Ruega por nosotros.

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