15│San Obicio de Niardo - 6 de diciembre - 2da temporada
Hermanas Trovadoras de la Eucaristía
00:08:40
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¿Se han preguntado cómo serían sus vidas si fueran santos ya?
¿Cómo serían sus gestos? ¿Sus actitudes?
Ciertamente, a veces no tenemos un comportamiento ideal, pero, en el fondo, si tenemos buenos sentimientos e intenciones que son del agrado de Dios.
Somos santos en potencia, y esto, no debemos olvidarlo.
Es simplemente dejar que el bien que guardamos en el corazón, sea una constante en nuestra manera de vivir la vida.
Así fue como los santos se esmeraron en tener una buena vida.
De estas vidas santas podemos sacar una gran enseñanza.
Entonces, conozcamos qué santos se veneran en nuestra iglesia el día de hoy: 6 de diciembre, para aprender de ellos.
Hoy se venera a:
San Nicolás de Bari, obispo; San Bonifacio Sibidense, mártir; San Emiliano, médico y mártir; San José Nguyen Duy Khang, mártir; San Mayórico, mártir;
San Obicio, militar y penitente; San Policronio, presbítero y mártir; San Servio, mártir; San Tercio, mártir; Santa Asela, virgen; Santa Dativa, mártir;
Santa Leoncia, mártir; Santos Dionisia y compañeros mártires, Beata Luisa María Frías Cañizares, virgen y mártir y el Beato Pedro Pascual, obispo y mártir.
El día de hoy, conoceremos a un militar que teniendo un momento de gracia, emprendió un camino de conversión, llegando a la santidad.
El es San Obicio.
Por ello elevemos nuestras oraciones para pedir a Dios que podamos descubrir su presencia maravillosa y que por medio de su amor, transforme nuestras vidas:
¡Padre, Tú no quieres que nos sintamos desprotegidos, no quieres ver que la angustia, la desesperación, el sufrimiento o la ansiedad se apoderen de nuestros corazones, por esto hazte presente en nuestras vidas pues sólo en tus brazos, podemos estar seguros!
¡Danos, Señor, la sabiduría de acercarnos cada día a Ti con el convencimiento de que deseas restaurarnos; transforma nuestros corazones y renueva nuestras mentes para verte como Padre lleno de amor y de ternura que deseas bendecirnos cuando te buscamos con el corazón abierto!
¡Gracias, Padre, porque nos haces entender que tu plan en nuestras vidas, no es privarnos de lo que queremos sino aprender a desprendernos de aquello por nuestra propia voluntad, a saber renunciar a lo que no nos conviene, a esperar tu recompensa cuando sea propicia para cada uno!
¡Concédenos la gracia, Padre, por medio de tu Espíritu Santo de aprender a avanzar cada día para acercarnos a Ti, a visualizar en la oración aquello que esperas de nosotros!
¡Envíanos tu Santo Espíritu para que ilumine nuestro caminar con confianza, fe y esperanza! Amén.
A través de la conversión, el deseo de hacer el bien hace que tengamos muchos cambios, pero el más importante es que el corazón se dispone a tener gratitud y fuerza para aceptar lo que Dios disponga para la propia vida.
Uno de los grandes cambios que observamos es la capacidad de perdonar a los que nos han hecho daño... incluso, nos prepara para perdonar a aquellos que se burlan o desmotivan el cambio que queremos dar a nuestra vida.
La conversión implica una sana disciplina pero motivada por la maravilla de comprender lo hermoso que es Dios; entonces, comenzamos a leer la Sagrada escritura, a frecuentar la oración y los sacramentos y a sentirnos parte de la Iglesia.
Dejamos a un lado el afán por el mañana, porque al convertirnos vamos creciendo en la esperanza y la confianza en la providencia de Dios.
Siguen sucediendo caídas y errores, pero cada vez la gracia nos ayuda a ir mejorando nuestro comportamiento.
En fin, la conversión nos permite sentir como Dios, nos toma de la mano, para fortalecernos y llevarnos por el buen camino
... y esa paz que se siente por hacer lo correcto es un premio valiosísimo que no tiene comparación a los placeres de la tierra.
Sin embargo, Dios no obliga a nadie.
Si deseamos un cambio de vida, pidámoslo con fe y Dios renovará nuestra vida, dándonos el don de su Santo Espíritu.
San Obicio de Niardo,
Ruega por nosotros.
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¿Cómo serían sus gestos? ¿Sus actitudes?
Ciertamente, a veces no tenemos un comportamiento ideal, pero, en el fondo, si tenemos buenos sentimientos e intenciones que son del agrado de Dios.
Somos santos en potencia, y esto, no debemos olvidarlo.
Es simplemente dejar que el bien que guardamos en el corazón, sea una constante en nuestra manera de vivir la vida.
Así fue como los santos se esmeraron en tener una buena vida.
De estas vidas santas podemos sacar una gran enseñanza.
Entonces, conozcamos qué santos se veneran en nuestra iglesia el día de hoy: 6 de diciembre, para aprender de ellos.
Hoy se venera a:
San Nicolás de Bari, obispo; San Bonifacio Sibidense, mártir; San Emiliano, médico y mártir; San José Nguyen Duy Khang, mártir; San Mayórico, mártir;
San Obicio, militar y penitente; San Policronio, presbítero y mártir; San Servio, mártir; San Tercio, mártir; Santa Asela, virgen; Santa Dativa, mártir;
Santa Leoncia, mártir; Santos Dionisia y compañeros mártires, Beata Luisa María Frías Cañizares, virgen y mártir y el Beato Pedro Pascual, obispo y mártir.
El día de hoy, conoceremos a un militar que teniendo un momento de gracia, emprendió un camino de conversión, llegando a la santidad.
El es San Obicio.
Por ello elevemos nuestras oraciones para pedir a Dios que podamos descubrir su presencia maravillosa y que por medio de su amor, transforme nuestras vidas:
¡Padre, Tú no quieres que nos sintamos desprotegidos, no quieres ver que la angustia, la desesperación, el sufrimiento o la ansiedad se apoderen de nuestros corazones, por esto hazte presente en nuestras vidas pues sólo en tus brazos, podemos estar seguros!
¡Danos, Señor, la sabiduría de acercarnos cada día a Ti con el convencimiento de que deseas restaurarnos; transforma nuestros corazones y renueva nuestras mentes para verte como Padre lleno de amor y de ternura que deseas bendecirnos cuando te buscamos con el corazón abierto!
¡Gracias, Padre, porque nos haces entender que tu plan en nuestras vidas, no es privarnos de lo que queremos sino aprender a desprendernos de aquello por nuestra propia voluntad, a saber renunciar a lo que no nos conviene, a esperar tu recompensa cuando sea propicia para cada uno!
¡Concédenos la gracia, Padre, por medio de tu Espíritu Santo de aprender a avanzar cada día para acercarnos a Ti, a visualizar en la oración aquello que esperas de nosotros!
¡Envíanos tu Santo Espíritu para que ilumine nuestro caminar con confianza, fe y esperanza! Amén.
A través de la conversión, el deseo de hacer el bien hace que tengamos muchos cambios, pero el más importante es que el corazón se dispone a tener gratitud y fuerza para aceptar lo que Dios disponga para la propia vida.
Uno de los grandes cambios que observamos es la capacidad de perdonar a los que nos han hecho daño... incluso, nos prepara para perdonar a aquellos que se burlan o desmotivan el cambio que queremos dar a nuestra vida.
La conversión implica una sana disciplina pero motivada por la maravilla de comprender lo hermoso que es Dios; entonces, comenzamos a leer la Sagrada escritura, a frecuentar la oración y los sacramentos y a sentirnos parte de la Iglesia.
Dejamos a un lado el afán por el mañana, porque al convertirnos vamos creciendo en la esperanza y la confianza en la providencia de Dios.
Siguen sucediendo caídas y errores, pero cada vez la gracia nos ayuda a ir mejorando nuestro comportamiento.
En fin, la conversión nos permite sentir como Dios, nos toma de la mano, para fortalecernos y llevarnos por el buen camino
... y esa paz que se siente por hacer lo correcto es un premio valiosísimo que no tiene comparación a los placeres de la tierra.
Sin embargo, Dios no obliga a nadie.
Si deseamos un cambio de vida, pidámoslo con fe y Dios renovará nuestra vida, dándonos el don de su Santo Espíritu.
San Obicio de Niardo,
Ruega por nosotros.
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