Un saludo de paz y bendición para cada uno de nuestros seguidores del Catálogo Divino.
Vivir la fe tiene más sentido y experiencia cuando la vivimos en comunidad.
Por ello, la vida religiosa tiene la bella misión de animarnos a experimentar la fraternidad, unidos más allá de la sangre, por el amor a Jesucristo, que nos une en su sangre por medio de la Eucaristía.
Aprendamos de los santos a vivir la comunión, especialmente de quienes se recuerdan hoy, 17 de julio.
Ellos son: Santos mártires Esperado, Narzalo, Citino, Venturio, Félix, Aquilino, Letancio, Genara, Generosa, Vestina, Donata y Segunda; san Jacinto, mártir; santas Justina y Rufina, vírgenes y mártires; santa Marcelina, virgen;
San Alejo, mendigo; san Teodosio, obispo; san Ennodio, obispo; san Fredegando, monje; san Kenelmo, príncipe y mártir; san León IV, papa; san Colmano, peregrino; santos Zoerardo, o Andrés, y Benito, ermitaños;
Santa Eduvigis, reina; Santas Teresa de San Agustín y quince compañeras, vírgenes y mártires; san Pedro Liu Ziyu, mártir; beato Pablo (Pedro) Gojdich, obispo y mártir y los beatos Beato Enrique Angelo Angelelli Carletti, obispo y 3 compañeros mártires.
En este día, compartamos la historia de unas monjas que llegaron al martirio, con un solo corazón y una sola alma, ofrendando sus vidas por el fin de la persecución religiosa de su país.
Ellas son las Santas Teresa de San Agustín y quince compañeras, vírgenes y mártires.
Oremos pidiendo la fortaleza de estas mártires para no temer manifestar nuestra fe en medio de la sociedad:
Señor, Padre santo, que elegiste a la Beata Teresa y a sus hermanas carmelitas para que, fortalecidas con la gracia de tu Espíritu Santo, llegaran desde la soledad del Carmelo hasta la palma del martirio; concédenos que te amemos con fidelidad y lleguemos, como ellas, hasta la contemplación de tu belleza en el cielo. Por Jesucristo, Nuestro Señor. Amén.
Para el mundo no es evidente, el porqué una mujer decide ser religiosa. No pueden comprenderse, el porqué de la obediencia, ni el desprendimiento de todo lo material que para otros es indispensable para vivir.
Menos puede comprenderse el “cómo alguien puede consagrarse a un solo amor en la fidelidad y alianza con Jesucristo”.
Tal vez tanto ayer como hoy, quieren dejar estas respuestas a la diosa razón y no pueden ver en este estilo de vida, una relación personal con un Dios cercano, amoroso y misericordioso, que ha caminado con la humanidad en el transcurrir de su historia.
Este amor compasivo, sanador y dueño del destino y la vida de todo, lo creado.
Nuestro Padre, por el que vale la pena, dar con amor cada minuto de nuestra vida. Abramos el corazón a este amor infinito.
Santas Teresa de San Agustín y 15 compañeras, vírgenes y mártires,
Rueguen por nosotros.