Seguimos en este año jubilar encontrando muchos motivos para avivar nuestra esperanza.
El testimonio de los santos nos llena de valor para no dejarnos desanimar ante las dificultades de la vida, sabiendo que en la providencia divina todas las tormentas pasarán.
Y que en cada dificultad, nos podemos refugiar en el corazón de Cristo “mientras pasa la calamidad” como dice el salmo 56.
Recordemos a los valientes servidores de Cristo que perseveraron en sus luchas aunque todo estaba en contra y especialmente pidamos la intercesión de los santos venerados hoy, 15 de julio:
Algunos de ellos son:
San Buenaventura, obispo y doctor de la Iglesia; santos Eutropio, Zósima y Bonosa, mártires; san Félix, obispo y mártir; santos Catulino, diácono y mártir; santos mártires Felipe y diez niños de Alejandría; san Abudemio, mártir;
San Pedro Nguyên Bá Tuân, presbítero y mártir; beata Ana María Javouhey, virgen; san Andrés Nguyên Kim Thông Nam, mártir y el beato Antonio Beszta- Borowski, presbítero y mártir.
Nuevamente una beata fundadora, nos hace mirar de nuevo al cielo y nos da ejemplo de cumplir la voluntad de Dios con valentía y una infinita confianza en su amor y providencia.
Ella es la beata Ana María Javouhey.
Una persona apoyada en la voluntad y el amor de Dios es imparable, pidamos a la beata nos conduzca a vivir esta gran experiencia de fe:
Beata Ana María, tú has buscado siempre la luz y la fortaleza en el Corazón de Cristo. Enséñanos a vivir en constante intimidad con Él, a fin de hacer sin reservas la Voluntad del Padre. Guíanos en este camino de Amor, que pasa por la pobreza, el desprendimiento y la disponibilidad. Alcánzanos el saber revelar a nuestros hermanos los hombres, la presencia y la ternura de Dios para gloria del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén
La capacidad imbatible de afrontar los proyectos grandes o pequeños de la vida por parte de la beata Ana María encontraron su centro y su fuerza en la certeza de la llamada de Dios y su confianza en Él.
Cuando construimos pensando que todo depende de nosotros, el resultado es incierto. Cuando construimos, atribuyendo el origen y la meta a Dios, Él pone los cimientos firmes y eleva el edificio con admirable poder.
Dejemos que Dios nos use como sus instrumentos y manifieste su gloria en nosotros.
Beata Ana María Javohuey,
Ruega por nosotros.