Abrimos una nueva página del Catálogo Divino para compartirte la biografía de un santo.
Como antorchas que alumbran un camino oscuro, la vida de los santos se convierte en luz que nos ilumina en nuestro caminar rumbo al cielo.
De los santos aprendemos cómo amar al Señor, a la Virgen y al prójimo. También nos enseñan que si somos fieles a la gracia, es posible vencer cualquier defecto de carácter y asemejarnos al Corazón de Jesús.
Recordemos a los santos que hoy 8 de julio, testifican que la gracia de Dios lo puede todo.
Hacemos memoria de: los Santos esposos Áquila y Prisca o Priscila, colaboradores del apóstol Pablo; santa Gliceria, mártir; san Pancracio de Taormina, mártir;
San Auspicio, obispo; san Disibodo, ermitaño; santa Landrada, abadesa; san Quiliano, obispo y mártir;
Santos monjes abrahamitas, mártires; san Adriano III, papa; beato Eugenio III, papa; beato Mancio Araki, mártir;
San Juan Wu Wenyin, mártir; San Procopio, mártir; y el Beato Pedro Vigne, presbítero.
La cruz y la Eucaristía fueron las claves de este misionero, artífice de un grandioso Vía Crucis, fundador de la Congregación del Santísimo Sacramento, cuya devoción fue uno de los ejes vertebrales de su vida.
Conozcamos al Beato Pedro Vigne.
Pidamos la intercesión de este santo sacerdote, que no dudó en cargar a sus espaldas el confesionario, con tal de devolver al redil a la oveja perdida.
Oh Dios, Padre del Cielo, que otorgaste al beato Pedro Vigne una devoción permanente a la Eucaristía y, movido por la generosidad de tu gracia, colmaste, a tu siervo de celo misionero y amor a los más necesitados; concédenos, por su intercesión, que, celebrando con fe los santos misterios de la Muerte y Resurrección de tu Hijo, vivamos en una vida de oración y caridad. Por Jesucristo nuestro Señor. Amén.
El Vía Crucis es memoria, pero también contemplación del rostro doliente del Señor. Al rezarlo, recordamos con amor y agradecimiento lo mucho que Jesús sufrió por salvarnos del pecado.
El Papa Juan Pablo II dijo: “Cristo atrae desde la Cruz con la fuerza del Amor Divino, que ha llegado hasta el don total de sí mismo y ha permitido que el hombre nuevamente encuentre refugio entre los brazos del Padre misericordioso”.
La cruz es el libro que han leído los santos y que ha alimentado su amor por el Señor. También nosotros estamos llamados a hacer esta lectura para obtener el mismo resultado: amor.
Beato Pedro Vigne,
Ruega por nosotros.