Alabado sea el Señor que nos da tanto amor y que nos permite encontrarnos de nuevo para aprender de los santos.
Ante las duras historias que escuchamos sobre la maldad que oprime a la humanidad, sobre las angustias que hay en cada hogar, nos parece que la vida de un santo es como una fantasía.
Encomendemos nuestra lucha por la santidad a los santos que en este día, 18 de junio, nos regalan sus luces.
Algunos de estos santos son: Santos Marcos y Marceliano, mártires; san Leoncio, soldado mártir; santos Ciríaco y Paula, mártires;
San Amando, obispo; san Calógero, eremita; santa Isabel, virgen; beata Hosana Andreasi, virgen y san Gregorio Barbarigo, obispo.
Conozcamos ahora la historia de un santo cardenal que es considerado patrono de las lecturas espirituales, por medio de las cuales, los cristianos nos motivamos a crecer en el deseo de ser santos.
Se trata de San Gregorio Barbarigo.
Nuestro santo nació en la ciudad italiana de Venecia en 1632. Su familia era muy rica y tenía un gran prestigio en la región.
Gregorio realizó sus estudios eclesiásticos en la Universidad de Padua. Llegó a ser ordenado sacerdote a los 30 años. Ese mismo año, el cardenal Fabio Chigi ahora se había convertido en el papa Alejandro VII y el pontífice lo nombró canónigo de Padua y prelado de la Casa Pontificia
Más tarde comenzó su trayectoria como obispo: en 1657 fue nombrado fue obispo de Bérgamo, y en 1697, obispo de Padua.
En 1660, fue nombrado cardenal presbítero de Santo Tomás de Parione, y en 1677, cardenal de San Marcos.
Él siempre repetía: "para el cuerpo basta poco alimento y ordinario, pero para el alma son necesarias muchas lecturas y que sean bien espirituales".
Murió en Padua el 15 de junio de 1697.
Fue beatificado por el papa Clemente XIV en 1771, y canonizado por san Juan XXIII en 1960.
Oh, San Gregorio Barbarigo, ejemplo de santidad y celo pastoral. Tú, que guiaste con sabiduría y amor al pueblo de Dios como obispo, te imploramos que nos fortalezcas en nuestra fe y en nuestro servicio a la Iglesia. Ayúdanos a ser testigos del Evangelio y defensores de la verdad. Ruega por nosotros para que podamos seguir tu ejemplo de entrega generosa y humilde servicio. Amén.
Pudiéramos pensar que el hecho de que alguien disponga de muchas riquezas o sea de una profunda formación intelectual, podría alejarlo de un sincero y comprometido deseo de buscar la vida eterna, alejándose del pecado y realizando buenas obras con toda conciencia.
La mundanidad puede ser muy fuerte, pero si alguien tiene el propósito firme de vivir la santidad, más bien usa su intelecto y sus riquezas como herramientas para llevar el mensaje de Dios con mayor eficacia.
No permitamos que las cosas exteriores definan si podemos ser santos o no. Es nuestra decisión firme de rendirnos ante Jesús y actuar basados en la verdad y la justicia que Dios nos enseña, lo que nos conducirá a una vida santa.
Dios desea que seamos santos: si tenemos el propósito, nos dará en abundancia la gracia que necesitamos. De nosotros depende la decisión de vivirla.
San Gregorio Barbarigo,
Ruega por nosotros.