En este mes del Sagrado Corazón, te saluda el Catálogo Divino, con una nueva página de amor y entrega a Dios y al prójimo.
El pensamiento de que Dios quiere ser conocido, amado y honrado, porque desea compartir con nosotros su cielo de amor, ha impulsado a los santos en sus ansias misioneras.
Los santos no han dudado en embarcarse en viajes a tierras lejanas, en medio de culturas sanguinarias, arriesgándose a perder hasta la propia vida, con tal de llevar el amor de Dios a todos los rincones del planeta.
Tampoco han tenido miedo a introducir el Evangelio en los ambientes más hostiles, entre los pobres, enfermos, los ricos, los intelectuales y los discapacitados.
Y llevando esta buena noticia han vivido los santos que recordamos hoy 4 junio.
Hacemos memoria de: San Quirino, obispo y mártir; san Metrófano, obispo; san Optato, obispo; san Petroco, abad; san Gualtero, abad;
Santos Nicolás y Trano, eremitas; beato Pacífico Ramati, presbítero religioso; san Francisco Caracciolo, presbítero; San Felipe Smaldone, presbítero;
Beatos Antonio Zawistowski, presbítero, y Estanislao Starowieyski, mártires y el Beato Giuseppe María Gran Cirera y 9 compañeros mártires.
De gran corazón, alimentando con la oración y la adoración eucarística, este sacerdote fue sobre todo testigo de la caridad hacia los sordomudos.
Conozcamos a San Felipe Smaldone.
Pidamos la intercesión de este santo sacerdote, que se volvió los oídos del que no oye y la voz del que no puede hablar.
San Felipe Smaldone, que honraste a la Iglesia con tu santidad sacerdotal, intercede por nosotros para que podamos ser dignos discípulos de Cristo e hijos obedientes de la Iglesia.
Obtén del Señor, el regalo de nuevas vocaciones sacerdotales y religiosas, para que nunca falten en la Iglesia y en el mundo los testigos de la caridad. Lo pedimos por Cristo nuestro Señor. Amén
Cuando se busca la gloria de Dios y la salvación de las almas, buscar los primeros puestos, los aplausos y reconocimientos, pasa a un segundo plano.
Los santos siempre han sabido estar atrás: como san José, como la Virgen María, de tal modo que el que brille sea el Señor.
El buen cristiano no se enoja si no lo tienen en cuenta o lo dejan de lado en un proyecto o en una celebración, porque lo único que le interesa es que el Evangelio sea anunciado y le sea dada la gloria a Dios.
Mirando a la Virgen y a todos los santos, esforcémonos por vivir la humildad.
San Felipe Smaldone,
Ruega por nosotros.