About
Cada persona nacida en la descendencia de Adán hereda la carne: egoísta, orgullosa, engañosa y siempre en contra de Dios. Aunque podemos moldear o reprimir sus patrones, la raíz nunca cambia. La buena noticia es que la obra de Cristo no busca santificar nuestra carne, sino separarnos de ella y darnos una nueva identidad en Él.
En este episodio hablamos de cómo el Espíritu Santo en nosotros se opone a la carne, de por qué no debemos confundirnos creyendo que somos lo que sentimos o pensamos desde la carne, y de la verdad liberadora: no somos la carne, sino uno con Cristo.