A medida que modernizamos y globalizamos nuestras sociedades, es crucial recordar y respetar prácticas ancestrales que nos conectan con la naturaleza y nuestras raíces. En México, las plumas del majestuoso Quetzal se usaban para crear vestimentas exclusivas para guerreros, sacerdotes y tlatoanis, los gobernantes mexicas. Estas plumas no solo embellecían, sino que también simbolizaban estatus y poder, reforzando el respeto y la admiración por estos líderes en la comunidad. Estas tradiciones muestran la interdependencia entre los humanos y la naturaleza, un recordatorio de cómo nuestros ancestros vivían en armonía con su entorno.