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Se anuncia la reapertura industrial de la histórica factoría Santana en Linares mediante una joint venture con un fabricante chino. Los vehículos llegarán semiensamblados y en Linares se completará el montaje bajo la marca “Santana Motors”. La hoja de ruta persigue relocalizar progresivamente el suministro: un ejemplo es la motorización diésel fabricada en Valladolid por Renault, que actualmente viaja a China para su integración y regresará, con el objetivo de enviarla directamente a Linares en los próximos meses. El porfolio se centrará en todoterrenos “de verdad” (con reductora), alineados con usos laborales y agrarios, y ya se trabaja con una red comercial en España.
El anuncio se enmarca en una genealogía industrial que arranca en 1955 con Metalúrgicas Santa Ana, especializada primero en maquinaria agrícola, después en la fabricación bajo licencia de Land Rover —origen del arraigo popular del término “Land Rover Santana” para referirse a los 4×4— y en componentes para Citroën. Tras la etapa con Suzuki y el cierre posterior, la reactivación recupera una marca con fuerte capital simbólico, asociada a robustez y durabilidad en el medio rural y profesional.
Desde la óptica de seguridad y capacitación, el legado técnico permanece: el Ejército de Tierra continúa empleando Land Rover Santana veteranos para instrucción off-road, con la premisa de que dominar vehículos sin ayudas facilita el manejo de modelos modernos cuando las asistencias fallan o no están disponibles. El proyecto proyecta, además, efectos tractores sobre la cadena de valor nacional de automoción: empleo industrial, mayor contenido “Made in Spain” y estímulo a proveedores locales.
Fuente
Transcripción facilitada por el usuario.
El anuncio se enmarca en una genealogía industrial que arranca en 1955 con Metalúrgicas Santa Ana, especializada primero en maquinaria agrícola, después en la fabricación bajo licencia de Land Rover —origen del arraigo popular del término “Land Rover Santana” para referirse a los 4×4— y en componentes para Citroën. Tras la etapa con Suzuki y el cierre posterior, la reactivación recupera una marca con fuerte capital simbólico, asociada a robustez y durabilidad en el medio rural y profesional.
Desde la óptica de seguridad y capacitación, el legado técnico permanece: el Ejército de Tierra continúa empleando Land Rover Santana veteranos para instrucción off-road, con la premisa de que dominar vehículos sin ayudas facilita el manejo de modelos modernos cuando las asistencias fallan o no están disponibles. El proyecto proyecta, además, efectos tractores sobre la cadena de valor nacional de automoción: empleo industrial, mayor contenido “Made in Spain” y estímulo a proveedores locales.
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