Hoy en día, con el clima se están produciendo cambios muy graves y no estamos preparados para ello. No estamos preparados para admitir como padres que nuestro hijo no tiene futuro. Podemos influir en cosas sencillas: la educación de un niño, cómo va vestido, qué come, y lo hacemos. Sin embargo, también podemos (aún podemos) influir en si tendrá futuro o no. Y en este punto desaparece toda nuestra responsabilidad como padres. Dejamos de ser padres y madres, y nos convertimos simplemente en personas indiferentes porque rechazamos y no queremos admitir que los cambios climáticos ya suponen una amenaza real.