“La violencia patriarcal es una puesta en escena que enseña dominación. Enseña quien es el que manda" Rita Segato
La lectura del próximo domingo de cuaresma (Jn.8, 1-11) conocido como “La mujer adúltera” nos presenta una escena magistral de parte de Jesús.
No es el perdón lo que está en el centro de este pasaje. No es tampoco la misericordia de Jesús, ni si se debe perdonar o no un delito. Para mi gusto el título “La mujer adúltera” debería remplazarse por “La violencia desarmada”. O “Como desarmar una estructura de poder violenta” sin violencia. Porque aquí los protagonistas de la lección son los referentes del poder religioso y político: escribas y fariseos.
Aun cuando los sorprendidos en adulterio son dos, y la ley ordenaba dilapidar a ambos (Lv 20:10) (Dt 22:22) sin embargo, solo la mujer era sometida al escarnio y muerte. De manera que lo que enfrenta Jesús no es un tema de moral sexual o de legalidad sino de justicia. ¿Era realmente el adulterio lo que se buscaba corregir? Es lo que la antropóloga Rita Segato, después de estudiar durante décadas la violencia machista en las cárceles de México, describe extraordinariamente como “estructura social de la violencia patriarcal”
Ella muestra que los violadores y femicidas no agredían por impulso sexual o raptos de cólera sino por emitir un mensaje de dominio sobre la mujer hacia los machos de la hermandad de pares. ¿Te suena? El varón exigido a demostrar públicamente dominio sobre su clan en la obediencia y sometimiento de sus mujeres (hijas, esposas etc.) El cornudo que mata a su compañera no lo hace por celos sino por limpiar el escarnio frente a sus pares. Lo que está en el centro del relato de Jn es la manera magistral en la que Jesús desarma, sin violencia, la escena de escarnio público (espectáculo) que monta la violencia machista. La manera en que él diluye su poder, como ignora su prepotencia y libera a su víctima. Todo eso sin entrar en su juego (les devuelve la pelota).
Es un texto sorprendente para la época, que desborda el tema del perdón y el adulterio y se ubica en un cuestionamiento a la pedagogía de la crueldad como forma de organizar una sociedad
Es un texto tan incómodo que se lo ha omitido durante siglos en las copias del Nuevo Testamento, como el mismo San Agustín da cuenta.
Que este pasaje nos inspire a mirar más allá de las apariencias, a cuestionar las estructuras que producen sufrimiento, y a ser sembradores de una justicia que libera a todos, hombres mujeres y ¡ancianos! de la crueldad.
Te invito este sábado a profundizar en el mensaje liberador de Jesús y revisar nuestra posición frente a las crueldades que hoy nos contagian. Te mostrare que como esa violencia sigue, a veces de manera sutil y otra descarnada ¿Cuál es la mejor manera de diferenciarnos