Parece una utopía naif. Tengo que escarbar entre los ladrillos de mi razonamiento para encontrar el tímido deseo, que aún late a pesar de tanto revoque de odio y crueldad, de creer en el amor político. Esto es: amor entre políticos, amor de los políticos hacia la gente, amor político como categoría ciudadana, amor político como materia en la escuela, amor político en los tribunales.
El término le pertenece al Papa, pero la vivencia del amor político la conocemos desde hace tiempo. Cada vez que nos empeñamos en sembrar sueños en la tierra árida de la desilusión, y las regamos con el sudor de quienes se niegan a rendirse. Cada vez que luchamos por una justicia, que no pide permiso, ni se arrodilla ante el poder. Cada vez que sentimos la vibración de un futuro que aún no ha nacido, pero que se siente inevitable.
-¿Tenés esperanza?- le pregunté al padre Quique
-Tengo sueños- me contestó.
Y de repente sentí que no hay frustración que pueda apagar esos sueños.
Los sueños de aquel galileo marginal, siguen ardiendo todavía. Y de vez en cuando, queman.
¿No te queman a vos? ¿O ya están muertos?….
Mañana a las 10.30 se abre una ventana en el muro de Facebook de mi biografía para transmitir la entrevista con Quique
Enrique Ciro Bianchi es sacerdote, párroco y profesor de la Facultad de Teología de Buenos Aires. Charlamos sobre el amor político, evangelio y política, la aporofobia ( fobia a los pobres) y muchas cosas màs.