Este domingo, A vivir Madrid se trasladó a la Sala Grande del Teatro Valle-Inclán para asomarse a La patética, la última creación de Miguel del Arco. Escrita y dirigida por él, la obra nos sumergió en la mente y los delirios de Pedro Berriel, un director de orquesta que, frente a la inminencia de su muerte, se embarcó en la grabación de la Sinfonía nº 6 de Chaikovski, mientras imaginaba conversaciones imposibles con el célebre compositor ruso.