Homestead, Florida. Febrero 26 2025
Dualidad de buscar reconocimiento externo mientras descuidamos lo esencial en nuestra propia tierra.
¿Alguna vez te has preguntado por qué buscamos tanto reconocimiento fuera de nuestras fronteras, cuando dentro de casa dejamos que nos roben hasta nuestra dignidad? Es curioso cómo, como sociedad, permitimos que los malos servidores públicos nos alejen de nuestras raíces, mientras soñamos con que otros nos respeten por lo que no somos. Hoy quiero compartir contigo una reflexión profunda sobre este tema, algo que escribí inspirado en una idea poderosa que llegó a mí.
Se dijo con poesía,
yo lo repito con verdad:
somos tan poco hombres,
que buscamos respeto más allá de nuestras fronteras,
cuando son los malos servidores públicos
quienes nos arrancan de nuestras raíces,
quienes nos alejan de lo que somos,
quienes nos hacen olvidar quiénes fuimos.
¿Cómo pedir respeto al mundo,
si dentro de casa permitimos
que se pudra el alma de nuestra tierra?
¿Cómo alzar la voz en tierras lejanas,
si aquí callamos ante la traición?
Somos guardianes de un fuego
que otros apagan con sus manos sucias.
Y mientras tanto,
nos perdemos en la ilusión de ser reconocidos
por quienes nunca entenderán
lo que significa ser uno mismo.
Este poema nació de una inquietud que tal vez muchos compartimos: la necesidad de mirarnos hacia adentro antes de buscar validación afuera. Mientras permitamos que las injusticias crezcan en nuestro propio suelo, seguiremos siendo extranjeros en nuestra propia tierra. Pero también creo en el poder de la transformación. Creo que cada uno de nosotros tiene la capacidad de exigir cambios, de defender nuestras raíces y de construir un futuro donde no tengamos que irnos para ser valorados. Así que hoy te pregunto: ¿qué estás haciendo tú para cuidar ese fuego que nos define como pueblo cubano?