Los jueves eran nuestros días más cargados de trabajo, pero este jueves en particular, cuando mi esposa Guadalupe y yo estábamos terminado nuestras tareas, llegaron de visita a nuestra oficina Abril y Ezequiel después de pasar todo el día jugando con sus primos. Como estaban de receso escolar, ninguno de los dos iba a sus clases de música. Entonces aproveché la visita, encendí mi teclado y les propuse que nos pusiéramos a cantar un rato.