Es sentir, sin que se involucren los sentidos. Es hablar, sabiendo que la respuesta será interpretada; y no escuchada. Es ver, aunque tengas los ojos cerrados.
Es la emoción de las emociones. La calma para la angustia. La que recupera el aire que se va en los suspiros. Es la cordura que equilibra a la locura. La certeza de que el peligro ya pasó. Es alivio, sin necesidad de medicamentos.
Es el principal ingrediente de la felicidad. Es la garantía ante lo intangible. La que le quita límites al tiempo. La que re-gala promesas que nadie se atrevería a hacer. La única que tiene el poder de transformar un final en un inicio.
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