El día que perdimos a Agustín, mi esposa, mis hijos y yo sentimos una gran decepción con nuestro Padre. Y aunque creo que eso debe de ser natural por la fragilidad de los seres humanos ante la pérdida de seres queridos, intenté buscar más respuestas. Obviamente, estas respuestas son difíciles de encontrar; en principio, por nuestra ínfima capacidad para comprender temas de semejante magnitud que, hasta hoy, siguen siendo casi imposibles de explicar.