Libro de Los Hechos Cap. 2
15 March 2025

Libro de Los Hechos Cap. 2

Su Eterna Palabra

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Lecturas interpretadas de La Santa Palabra de Dios, Elohim Adonai

1 Cuando llegó el día de Pentecostés, estaban todos juntos en un mismo lugar.  

2 De repente vino del cielo un ruido como el de una ráfaga de viento impetuoso que llenó toda la casa donde estaban sentados,  

3 y se les aparecieron lenguas como de fuego que, repartiéndose, se posaron sobre cada uno de ellos.  

4 Todos fueron llenos del Espíritu Santo y comenzaron a hablar en otras lenguas, según el Espíritu les daba habilidad para expresarse. 

5 Y había judíos que moraban en Jerusalén, hombres piadosos, procedentes de todas las naciones bajo el cielo.  

6 Y al ocurrir este estruendo, la multitud se juntó; y estaban desconcertados porque cada uno los oía hablar en su propia lengua.  

7 Y estaban asombrados y se maravillaban, diciendo: Mirad, ¿no son galileos todos estos que están hablando?  

8 ¿Cómo es que cada uno de nosotros los oímos hablar en nuestra lengua en la que hemos nacido?  

9 Partos, medos y elamitas, habitantes de Mesopotamia, de Judea y de Capadocia, del Ponto y de Asia,  

10 de Frigia y de Panfilia, de Egipto y de las regiones de Libia alrededor de Cirene, viajeros de Roma, tanto judíos como prosélitos,  

11 cretenses y árabes, les oímos hablar en nuestros idiomas de las maravillas de Dios.  

12 Todos estaban asombrados y perplejos, diciéndose unos a otros: ¿Qué quiere decir esto?  

13 Pero otros se burlaban y decían: Están borrachos. 

14 Entonces Pedro, poniéndose en pie con los once, alzó la voz y les declaró: Varones judíos y todos los que vivís en Jerusalén, sea esto de vuestro conocimiento y prestad atención a mis palabras,  

15 porque estos no están borrachos como vosotros suponéis, pues apenas es la hora tercera del día;  

16 sino que esto es lo que fue dicho por medio del profeta Joel: 

17 Y sucederá en los últimos días —dice Dios— 

que derramaré de mi Espíritu sobre toda carne; 

y vuestros hijos y vuestras hijas profetizarán, 

vuestros jóvenes verán visiones, 

y vuestros ancianos soñarán sueños; 

18  y aun sobre mis siervos y sobre mis siervas 

derramaré de mi Espíritu en esos días, 

y profetizarán. 

19 Y mostraré prodigios arriba en el cielo 

y señales abajo en la tierra: 

sangre, fuego y columna  de humo. 

20 El sol se convertirá en tinieblas 

y la luna en sangre, 

antes que venga el día grande y glorioso    del Señor. 

21 Y sucederá  que todo aquel que invoque el nombre del Señor será salvo. 

22 Varones israelitas, escuchad estas palabras: Jesús el Nazareno, varón confirmado por Dios entre vosotros con milagros, prodigios y señales que Dios hizo en medio vuestro a través de Él, tal como vosotros mismos sabéis,  

23 a este, entregado por el plan predeterminado y el previo conocimiento de Dios, clavasteis en una cruz por manos de impíos y le matasteis,  

24 a quien Dios resucitó, poniendo fin a la agonía de la muerte, puesto que no era posible que Él quedara bajo el dominio de ella.  

25 Porque David dice de Él: Veía siempre al Señor en mi presencia; 

pues está a mi diestra para que yo no sea conmovido. 

26 Por lo cual mi corazón se alegró y mi lengua se regocijó; 

y aun hasta mi carne descansará en esperanza; 

27  pues tú no abandonarás mi alma en el Hades, 

ni permitirás    que tu Santo vea corrupción. 

28 Me has hecho conocer los caminos de la vida; 

me llenarás de gozo con tu presencia. 

29 Hermanos, del patriarca David os puedo decir confiadamente que murió y fue sepultado, y su sepulcro está entre nosotros hasta el día de hoy.  

30 Pero siendo profeta, y sabiendo que Dios le había jurado sentar  a uno de sus descendientes  en su trono,  

31 miró hacia el futuro y habló de la resurrección de Cristo, que no fue abandonado en el Hades, ni su carne sufrió  corrupción.  

32 A este Jesús resucitó Dios, de lo cual todos nosotros somos testigos. 

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1986, 1995, 1997 by The Lockman Foundation⁠⁠

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