Satanás y sus huestes harán un gran esfuerzo por engañar al mundo entero. Pero Dios no se quedará de brazos cruzados. El Señor tiene a sus 144.000, que son su ejército aquí en la tierra, y ellos predicarán el Evangelio Eterno a todos los moradores de la tierra. La salvación es un regalo de Dios. La gente no tiene por qué perderse. Quienes acepten la verdad, y decidan alabar a Dios y ser fieles a Jesús, serán llevados al Reino de Dios. Jesús muy pronto vendrá a buscar a los suyos. Pero este capítulo también tiene una fuerte advertencia. Quienes elijan la mentira, y prefieran ser engañados por Satanás; quienes adoren a la Bestia, o reciban su Marca en la frente o en la mano derecha, recibirán la ira de Dios. Dios va a separar el trigo de la cizaña. Dios va a separar a los justos de los injustos. La salvación, finalmente, es una responsabilidad personal. Dios ya nos dejó su Palabra, y en ella encontramos toda la verdad. Elige a Dios. Decide alabarlo únicamente a Él. Permite que Dios sea lo más importante en tu vida. Mantente puro. No te contamines con las filosofías huecas de este mundo. Y sigue a Jesús a dondequiera que Él te guie. Finalmente tú eliges a quien sirves y de qué lado estarás en batalla final. Que el Señor te bendiga.