¿Te la pasas quejándote del clima, del tráfico y hasta del WiFi? ¿Tu vocabulario incluye más quejas que gracias? Entonces este programa es para ti. No es solo un regaño disfrazado de título, es una invitación a dejar que Dios transforme tu corazón… y de paso, tu manera de hablar. Porque sí, hasta tus palabras pueden ser un acto de fe. ¡Dale play y hablemos como verdaderos hijos de Dios!