Todo creyente, antes de conocer a Cristo, pertenecía a un reino de oscuridad. Pablo le recuerda a los Colosenses que ya han dejado ese reino y han sido trasladados al reino de Jesucristo.
"Pues él nos rescató del reino de la oscuridad y nos trasladó al reino de su Hijo amado, quien compró nuestra libertad y perdonó nuestros pecados", (Colosenses 1:13-14, NTV).
"el cual nos ha librado de la potestad de las tinieblas, y trasladado al reino de su amado Hijo, en quien tenemos redención por su sangre, el perdón de pecados", (Colosenses 1:13-14 RV60).