< Salmos 73

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[1] Ciertamente es bueno Dios para con Israel, Para con los limpios de corazón.
[2] En cuanto a mí, casi se deslizaron mis pies; Por poco resbalaron mis pasos.
[3] Porque tuve envidia de los arrogantes, Viendo la prosperidad de los impíos.
[4] Porque no tienen congojas por su muerte, Pues su vigor está entero.
[5] No pasan trabajos como los otros mortales, Ni son azotados como los demás hombres.
[6] Por tanto, la soberbia los corona; Se cubren de vestido de violencia.
[7] Los ojos se les saltan de gordura; Logran con creces los antojos del corazón.
[8] Se mofan y hablan con maldad de hacer violencia; Hablan con altanería.
[9] Ponen su boca contra el cielo, Y su lengua pasea la tierra.
[10] Por eso Dios hará volver a su pueblo aquí, Y aguas en abundancia serán extraídas para ellos.
[11] Y dicen: ¿Cómo sabe Dios? ¿Y hay conocimiento en el Altísimo?
[12] He aquí estos impíos, Sin ser turbados del mundo, alcanzaron riquezas.
[13] Verdaderamente en vano he limpiado mi corazón, Y lavado mis manos en inocencia;
[14] Pues he sido azotado todo el día, Y castigado todas las mañanas.
[15] Si dijera yo: Hablaré como ellos, He aquí, a la generación de tus hijos engañaría.
[16] Cuando pensé para saber esto, Fue duro trabajo para mí,
[17] Hasta que entrando en el santuario de Dios, Comprendí el fin de ellos.
[18] Ciertamente los has puesto en deslizaderos; En asolamientos los harás caer.
[19] ¡Cómo han sido asolados de repente! Perecieron, se consumieron de terrores.
[20] Como sueño del que despierta, Así, Señor, cuando despertares, menospreciarás su apariencia.
[21] Se llenó de amargura mi alma, Y en mi corazón sentía punzadas.
[22] Tan torpe era yo, que no entendía; Era como una bestia delante de ti.
[23] Con todo, yo siempre estuve contigo; Me tomaste de la mano derecha.
[24] Me has guiado según tu consejo, Y después me recibirás en gloria.
[25] ¿A quién tengo yo en los cielos sino a ti? Y fuera de ti nada deseo en la tierra.
[26] Mi carne y mi corazón desfallecen; Mas la roca de mi corazón y mi porción es Dios para siempre.
[27] Porque he aquí, los que se alejan de ti perecerán; Tú destruirás a todo aquel que de ti se aparta.
[28] Pero en cuanto a mí, el acercarme a Dios es el bien; He puesto en Jehová el Señor mi esperanza, Para contar todas tus obras.