< Proverbios 7

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[1] Hijo mío, guarda mis razones, Y atesora contigo mis mandamientos.
[2] Guarda mis mandamientos y vivirás, Y mi ley como las niñas de tus ojos.
[3] Lígalos a tus dedos; Escríbelos en la tabla de tu corazón.
[4] Di a la sabiduría: Tú eres mi hermana, Y a la inteligencia llama parienta;
[5] Para que te guarden de la mujer ajena, Y de la extraña que ablanda sus palabras.
[6] Porque mirando yo por la ventana de mi casa, Por mi celosía,
[7] Vi entre los simples, Consideré entre los jóvenes, A un joven falto de entendimiento,
[8] El cual pasaba por la calle, junto a la esquina, E iba camino a la casa de ella,
[9] A la tarde del día, cuando ya oscurecía, En la oscuridad y tinieblas de la noche.
[10] Cuando he aquí, una mujer le sale al encuentro, Con atavío de ramera y astuta de corazón.
[11] Alborotadora y rencillosa, Sus pies no pueden estar en casa;
[12] Unas veces está en la calle, otras veces en las plazas, Acechando por todas las esquinas.
[13] Se asió de él, y le besó. Con semblante descarado le dijo:
[14] Sacrificios de paz había prometido, Hoy he pagado mis votos;
[15] Por tanto, he salido a encontrarte, Buscando diligentemente tu rostro, y te he hallado.
[16] He adornado mi cama con colchas Recamadas con cordoncillo de Egipto;
[17] He perfumado mi cámara Con mirra, áloes y canela.
[18] Ven, embriaguémonos de amores hasta la mañana; Alegrémonos en amores.
[19] Porque el marido no está en casa; Se ha ido a un largo viaje.
[20] La bolsa de dinero llevó en su mano; El día señalado volverá a su casa.
[21] Lo rindió con la suavidad de sus muchas palabras, Le obligó con la zalamería de sus labios.
[22] Al punto se marchó tras ella, Como va el buey al degolladero, Y como el necio a las prisiones para ser castigado;
[23] Como el ave que se apresura a la red, Y no sabe que es contra su vida, Hasta que la saeta traspasa su corazón.
[24] Ahora pues, hijos, oídme, Y estad atentos a las razones de mi boca.
[25] No se aparte tu corazón a sus caminos; No yerres en sus veredas.
[26] Porque a muchos ha hecho caer heridos, Y aun los más fuertes han sido muertos por ella.
[27] Camino al Seol es su casa, Que conduce a las cámaras de la muerte.