< Proverbios 6

Listen to this chapter • 3 min
[1] Hijo mío, si salieres fiador por tu amigo, Si has empeñado tu palabra a un extraño,
[2] Te has enlazado con las palabras de tu boca, Y has quedado preso en los dichos de tus labios.
[3] Haz esto ahora, hijo mío, y líbrate, Ya que has caído en la mano de tu prójimo; Ve, humíllate, y asegúrate de tu amigo.
[4] No des sueño a tus ojos, Ni a tus párpados adormecimiento;
[5] Escápate como gacela de la mano del cazador, Y como ave de la mano del que arma lazos.
[6] Ve a la hormiga, oh perezoso, Mira sus caminos, y sé sabio;
[7] La cual no teniendo capitán, Ni gobernador, ni señor,
[8] Prepara en el verano su comida, Y recoge en el tiempo de la siega su mantenimiento.
[9] Perezoso, ¿hasta cuándo has de dormir? ¿Cuándo te levantarás de tu sueño?
[10] Un poco de sueño, un poco de dormitar, Y cruzar por un poco las manos para reposo;
[11] Así vendrá tu necesidad como caminante, Y tu pobreza como hombre armado.
[12] El hombre malo, el hombre depravado, Es el que anda en perversidad de boca;
[13] Que guiña los ojos, que habla con los pies, Que hace señas con los dedos.
[14] Perversidades hay en su corazón; anda pensando el mal en todo tiempo; Siembra las discordias.
[15] Por tanto, su calamidad vendrá de repente; Súbitamente será quebrantado, y no habrá remedio.
[16] Seis cosas aborrece Jehová, Y aun siete abomina su alma:
[17] Los ojos altivos, la lengua mentirosa, Las manos derramadoras de sangre inocente,
[18] El corazón que maquina pensamientos inicuos, Los pies presurosos para correr al mal,
[19] El testigo falso que habla mentiras, Y el que siembra discordia entre hermanos.
[20] Guarda, hijo mío, el mandamiento de tu padre, Y no dejes la enseñanza de tu madre;
[21] Átalos siempre en tu corazón, Enlázalos a tu cuello.
[22] Te guiarán cuando andes; cuando duermas te guardarán; Hablarán contigo cuando despiertes.
[23] Porque el mandamiento es lámpara, y la enseñanza es luz, Y camino de vida las reprensiones que te instruyen,
[24] Para que te guarden de la mala mujer, De la blandura de la lengua de la mujer extraña.
[25] No codicies su hermosura en tu corazón, Ni ella te prenda con sus ojos;
[26] Porque a causa de la mujer ramera el hombre es reducido a un bocado de pan; Y la mujer caza la preciosa alma del varón.
[27] ¿Tomará el hombre fuego en su seno Sin que sus vestidos ardan?
[28] ¿Andará el hombre sobre brasas Sin que sus pies se quemen?
[29] Así es el que se llega a la mujer de su prójimo; No quedará impune ninguno que la tocare.
[30] No tienen en poco al ladrón si hurta Para saciar su apetito cuando tiene hambre;
[31] Pero si es sorprendido, pagará siete veces; Entregará todo el haber de su casa.
[32] Mas el que comete adulterio es falto de entendimiento; Corrompe su alma el que tal hace.
[33] Heridas y vergüenza hallará, Y su afrenta nunca será borrada.
[34] Porque los celos son el furor del hombre, Y no perdonará en el día de la venganza.
[35] No aceptará ningún rescate, Ni querrá perdonar, aunque multipliques los dones.