< Proverbios 21

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[1] Como los repartimientos de las aguas, Así está el corazón del rey en la mano de Jehová; A todo lo que quiere lo inclina.
[2] Todo camino del hombre es recto en su propia opinión; Pero Jehová pesa los corazones.
[3] Hacer justicia y juicio es a Jehová Más agradable que sacrificio.
[4] Altivez de ojos, y orgullo de corazón, Y pensamiento de impíos, son pecado.
[5] Los pensamientos del diligente ciertamente tienden a la abundancia; Mas todo el que se apresura alocadamente, de cierto va a la pobreza.
[6] Amontonar tesoros con lengua mentirosa Es aliento fugaz de aquellos que buscan la muerte.
[7] La rapiña de los impíos los destruirá, Por cuanto no quisieron hacer juicio.
[8] El camino del hombre perverso es torcido y extraño; Mas los hechos del limpio son rectos.
[9] Mejor es vivir en un rincón del terrado Que con mujer rencillosa en casa espaciosa.
[10] El alma del impío desea el mal; Su prójimo no halla favor en sus ojos.
[11] Cuando el escarnecedor es castigado, el simple se hace sabio; Y cuando se le amonesta al sabio, aprende ciencia.
[12] Considera el justo la casa del impío, Cómo los impíos son trastornados por el mal.
[13] El que cierra su oído al clamor del pobre, También él clamará, y no será oído.
[14] La dádiva en secreto calma el furor, Y el don en el seno, la fuerte ira.
[15] Alegría es para el justo el hacer juicio; Mas destrucción a los que hacen iniquidad.
[16] El hombre que se aparta del camino de la sabiduría Vendrá a parar en la compañía de los muertos.
[17] Hombre necesitado será el que ama el deleite, Y el que ama el vino y los ungüentos no se enriquecerá.
[18] Rescate del justo es el impío, Y por los rectos, el prevaricador.
[19] Mejor es morar en tierra desierta Que con la mujer rencillosa e iracunda.
[20] Tesoro precioso y aceite hay en la casa del sabio; Mas el hombre insensato todo lo disipa.
[21] El que sigue la justicia y la misericordia Hallará la vida, la justicia y la honra.
[22] Tomó el sabio la ciudad de los fuertes, Y derribó la fuerza en que ella confiaba.
[23] El que guarda su boca y su lengua, Su alma guarda de angustias.
[24] Escarnecedor es el nombre del soberbio y presuntuoso Que obra en la insolencia de su presunción.
[25] El deseo del perezoso le mata, Porque sus manos no quieren trabajar.
[26] Hay quien todo el día codicia; Pero el justo da, y no detiene su mano.
[27] El sacrificio de los impíos es abominación; ¡Cuánto más ofreciéndolo con maldad!
[28] El testigo mentiroso perecerá; Mas el hombre que oye, permanecerá en su dicho.
[29] El hombre impío endurece su rostro; Mas el recto ordena sus caminos.
[30] No hay sabiduría, ni inteligencia, Ni consejo, contra Jehová.
[31] El caballo se alista para el día de la batalla; Mas Jehová es el que da la victoria.