< Proverbios 20

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[1] El vino es escarnecedor, la sidra alborotadora, Y cualquiera que por ellos yerra no es sabio.
[2] Como rugido de cachorro de león es el terror del rey; El que lo enfurece peca contra sí mismo.
[3] Honra es del hombre dejar la contienda; Mas todo insensato se envolverá en ella.
[4] El perezoso no ara a causa del invierno; Pedirá, pues, en la siega, y no hallará.
[5] Como aguas profundas es el consejo en el corazón del hombre; Mas el hombre entendido lo alcanzará.
[6] Muchos hombres proclaman cada uno su propia bondad, Pero hombre de verdad, ¿quién lo hallará?
[7] Camina en su integridad el justo; Sus hijos son dichosos después de él.
[8] El rey que se sienta en el trono de juicio, Con su mirar disipa todo mal.
[9] ¿Quién podrá decir: Yo he limpiado mi corazón, Limpio estoy de mi pecado?
[10] Pesa falsa y medida falsa, Ambas cosas son abominación a Jehová.
[11] Aun el muchacho es conocido por sus hechos, Si su conducta fuere limpia y recta.
[12] El oído que oye, y el ojo que ve, Ambas cosas igualmente ha hecho Jehová.
[13] No ames el sueño, para que no te empobrezcas; Abre tus ojos, y te saciarás de pan.
[14] El que compra dice: Malo es, malo es; Mas cuando se aparta, se alaba.
[15] Hay oro y multitud de piedras preciosas; Mas los labios prudentes son joya preciosa.
[16] Quítale su ropa al que salió por fiador del extraño, Y toma prenda del que sale fiador por los extraños.
[17] Sabroso es al hombre el pan de mentira; Pero después su boca será llena de cascajo.
[18] Los pensamientos con el consejo se ordenan; Y con dirección sabia se hace la guerra.
[19] El que anda en chismes descubre el secreto; No te entremetas, pues, con el suelto de lengua.
[20] Al que maldice a su padre o a su madre, Se le apagará su lámpara en oscuridad tenebrosa.
[21] Los bienes que se adquieren de prisa al principio, No serán al final bendecidos.
[22] No digas: Yo me vengaré; Espera a Jehová, y él te salvará.
[23] Abominación son a Jehová las pesas falsas, Y la balanza falsa no es buena.
[24] De Jehová son los pasos del hombre; ¿Cómo, pues, entenderá el hombre su camino?
[25] Lazo es al hombre hacer apresuradamente voto de consagración, Y después de hacerlo, reflexionar.
[26] El rey sabio avienta a los impíos, Y sobre ellos hace rodar la rueda.
[27] Lámpara de Jehová es el espíritu del hombre, La cual escudriña lo más profundo del corazón.
[28] Misericordia y verdad guardan al rey, Y con clemencia se sustenta su trono.
[29] La gloria de los jóvenes es su fuerza, Y la hermosura de los ancianos es su vejez.
[30] Los azotes que hieren son medicina para el malo, Y el castigo purifica el corazón.