< S. Mateo 14

Listen to this chapter • 4 min
[1] En aquel tiempo Herodes el tetrarca oyó la fama de Jesús,
[2] y dijo a sus criados: Este es Juan el Bautista; ha resucitado de los muertos, y por eso actúan en él estos poderes.
[3] Porque Herodes había prendido a Juan, y le había encadenado y metido en la cárcel, por causa de Herodías, mujer de Felipe su hermano;
[4] porque Juan le decía: No te es lícito tenerla.
[5] Y Herodes quería matarle, pero temía al pueblo; porque tenían a Juan por profeta.
[6] Pero cuando se celebraba el cumpleaños de Herodes, la hija de Herodías danzó en medio, y agradó a Herodes,
[7] por lo cual este le prometió con juramento darle todo lo que pidiese.
[8] Ella, instruida primero por su madre, dijo: Dame aquí en un plato la cabeza de Juan el Bautista.
[9] Entonces el rey se entristeció; pero a causa del juramento, y de los que estaban con él a la mesa, mandó que se la diesen,
[10] y ordenó decapitar a Juan en la cárcel.
[11] Y fue traída su cabeza en un plato, y dada a la muchacha; y ella la presentó a su madre.
[12] Entonces llegaron sus discípulos, y tomaron el cuerpo y lo enterraron; y fueron y dieron las nuevas a Jesús.
[13] Oyéndolo Jesús, se apartó de allí en una barca a un lugar desierto y apartado; y cuando la gente lo oyó, le siguió a pie desde las ciudades.
[14] Y saliendo Jesús, vio una gran multitud, y tuvo compasión de ellos, y sanó a los que de ellos estaban enfermos.
[15] Cuando anochecía, se acercaron a él sus discípulos, diciendo: El lugar es desierto, y la hora ya pasada; despide a la multitud, para que vayan por las aldeas y compren de comer.
[16] Jesús les dijo: No tienen necesidad de irse; dadles vosotros de comer.
[17] Y ellos dijeron: No tenemos aquí sino cinco panes y dos peces.
[18] Él les dijo: Traédmelos acá.
[19] Entonces mandó a la gente recostarse sobre la hierba; y tomando los cinco panes y los dos peces, y levantando los ojos al cielo, bendijo, y partió y dio los panes a los discípulos, y los discípulos a la multitud.
[20] Y comieron todos, y se saciaron; y recogieron lo que sobró de los pedazos, doce cestas llenas.
[21] Y los que comieron fueron como cinco mil hombres, sin contar las mujeres y los niños.
[22] En seguida Jesús hizo a sus discípulos entrar en la barca e ir delante de él a la otra ribera, entre tanto que él despedía a la multitud.
[23] Despedida la multitud, subió al monte a orar aparte; y cuando llegó la noche, estaba allí solo.
[24] Y ya la barca estaba en medio del mar, azotada por las olas; porque el viento era contrario.
[25] Mas a la cuarta vigilia de la noche, Jesús vino a ellos andando sobre el mar.
[26] Y los discípulos, viéndole andar sobre el mar, se turbaron, diciendo: ¡Un fantasma! Y dieron voces de miedo.
[27] Pero en seguida Jesús les habló, diciendo: ¡Tened ánimo; yo soy, no temáis!
[28] Entonces le respondió Pedro, y dijo: Señor, si eres tú, manda que yo vaya a ti sobre las aguas.
[29] Y él dijo: Ven. Y descendiendo Pedro de la barca, andaba sobre las aguas para ir a Jesús.
[30] Pero al ver el fuerte viento, tuvo miedo; y comenzando a hundirse, dio voces, diciendo: ¡Señor, sálvame!
[31] Al momento Jesús, extendiendo la mano, asió de él, y le dijo: ¡Hombre de poca fe! ¿Por qué dudaste?
[32] Y cuando ellos subieron en la barca, se calmó el viento.
[33] Entonces los que estaban en la barca vinieron y le adoraron, diciendo: Verdaderamente eres Hijo de Dios.
[34] Y terminada la travesía, vinieron a tierra de Genesaret.
[35] Cuando le conocieron los hombres de aquel lugar, enviaron noticia por toda aquella tierra alrededor, y trajeron a él todos los enfermos;
[36] y le rogaban que les dejase tocar solamente el borde de su manto; y todos los que lo tocaron, quedaron sanos.