< S. Marcos 15

Listen to this chapter • 5 min
[1] Muy de mañana, habiendo tenido consejo los principales sacerdotes con los ancianos, con los escribas y con todo el concilio, llevaron a Jesús atado, y le entregaron a Pilato.
[2] Pilato le preguntó: ¿Eres tú el Rey de los judíos? Respondiendo él, le dijo: Tú lo dices.
[3] Y los principales sacerdotes le acusaban mucho.
[4] Otra vez le preguntó Pilato, diciendo: ¿Nada respondes? Mira de cuántas cosas te acusan.
[5] Mas Jesús ni aun con eso respondió; de modo que Pilato se maravillaba.
[6] Ahora bien, en el día de la fiesta les soltaba un preso, cualquiera que pidiesen.
[7] Y había uno que se llamaba Barrabás, preso con sus compañeros de motín que habían cometido homicidio en una revuelta.
[8] Y viniendo la multitud, comenzó a pedir que hiciese como siempre les había hecho.
[9] Y Pilato les respondió diciendo: ¿Queréis que os suelte al Rey de los judíos?
[10] Porque conocía que por envidia le habían entregado los principales sacerdotes.
[11] Mas los principales sacerdotes incitaron a la multitud para que les soltase más bien a Barrabás.
[12] Respondiendo Pilato, les dijo otra vez: ¿Qué, pues, queréis que haga del que llamáis Rey de los judíos?
[13] Y ellos volvieron a dar voces: ¡Crucifícale!
[14] Pilato les decía: ¿Pues qué mal ha hecho? Pero ellos gritaban aún más: ¡Crucifícale!
[15] Y Pilato, queriendo satisfacer al pueblo, les soltó a Barrabás, y entregó a Jesús, después de azotarle, para que fuese crucificado.
[16] Entonces los soldados le llevaron dentro del atrio, esto es, al pretorio, y convocaron a toda la compañía.
[17] Y le vistieron de púrpura, y poniéndole una corona tejida de espinas,
[18] comenzaron luego a saludarle: ¡Salve, Rey de los judíos!
[19] Y le golpeaban en la cabeza con una caña, y le escupían, y puestos de rodillas le hacían reverencias.
[20] Después de haberle escarnecido, le desnudaron la púrpura, y le pusieron sus propios vestidos, y le sacaron para crucificarle.
[21] Y obligaron a uno que pasaba, Simón de Cirene, padre de Alejandro y de Rufo, que venía del campo, a que le llevase la cruz.
[22] Y le llevaron a un lugar llamado Gólgota, que traducido es: Lugar de la Calavera.
[23] Y le dieron a beber vino mezclado con mirra; mas él no lo tomó.
[24] Cuando le hubieron crucificado, repartieron entre sí sus vestidos, echando suertes sobre ellos para ver qué se llevaría cada uno.
[25] Era la hora tercera cuando le crucificaron.
[26] Y el título escrito de su causa era: EL REY DE LOS JUDÍOS.
[27] Crucificaron también con él a dos ladrones, uno a su derecha, y el otro a su izquierda.
[28] Y se cumplió la Escritura que dice: Y fue contado con los inicuos.
[29] Y los que pasaban le injuriaban, meneando la cabeza y diciendo: ¡Bah! tú que derribas el templo de Dios, y en tres días lo reedificas,
[30] sálvate a ti mismo, y desciende de la cruz.
[31] De esta manera también los principales sacerdotes, escarneciendo, se decían unos a otros, con los escribas: A otros salvó, a sí mismo no se puede salvar.
[32] El Cristo, Rey de Israel, descienda ahora de la cruz, para que veamos y creamos. También los que estaban crucificados con él le injuriaban.
[33] Cuando vino la hora sexta, hubo tinieblas sobre toda la tierra hasta la hora novena.
[34] Y a la hora novena Jesús clamó a gran voz, diciendo: Eloi, Eloi, ¿lama sabactani? que traducido es: Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has desamparado?
[35] Y algunos de los que estaban allí decían, al oírlo: Mirad, llama a Elías.
[36] Y corrió uno, y empapando una esponja en vinagre, y poniéndola en una caña, le dio a beber, diciendo: Dejad, veamos si viene Elías a bajarle.
[37] Mas Jesús, dando una gran voz, expiró.
[38] Entonces el velo del templo se rasgó en dos, de arriba abajo.
[39] Y el centurión que estaba frente a él, viendo que después de clamar había expirado así, dijo: Verdaderamente este hombre era Hijo de Dios.
[40] También había algunas mujeres mirando de lejos, entre las cuales estaban María Magdalena, María la madre de Jacobo el menor y de José, y Salomé,
[41] quienes, cuando él estaba en Galilea, le seguían y le servían; y otras muchas que habían subido con él a Jerusalén.
[42] Cuando llegó la noche, porque era la preparación, es decir, la víspera del día de reposo,
[43] José de Arimatea, miembro noble del concilio, que también esperaba el reino de Dios, vino y entró osadamente a Pilato, y pidió el cuerpo de Jesús.
[44] Pilato se sorprendió de que ya hubiese muerto; y haciendo venir al centurión, le preguntó si ya estaba muerto.
[45] E informado por el centurión, dio el cuerpo a José,
[46] el cual compró una sábana, y quitándolo, lo envolvió en la sábana, y lo puso en un sepulcro que estaba cavado en una peña, e hizo rodar una piedra a la entrada del sepulcro.
[47] Y María Magdalena y María madre de José miraban dónde lo ponían.