< Job 6

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[1] Respondió entonces Job, y dijo:
[2] ¡Oh, que pesasen justamente mi queja y mi tormento, Y se alzasen igualmente en balanza!
[3] Porque pesarían ahora más que la arena del mar; Por eso mis palabras han sido precipitadas.
[4] Porque las saetas del Todopoderoso están en mí, Cuyo veneno bebe mi espíritu; Y terrores de Dios me combaten.
[5] ¿Acaso gime el asno montés junto a la hierba? ¿Muge el buey junto a su pasto?
[6] ¿Se comerá lo desabrido sin sal? ¿Habrá gusto en la clara del huevo?
[7] Las cosas que mi alma no quería tocar, Son ahora mi alimento.
[8] ¡Quién me diera que viniese mi petición, Y que me otorgase Dios lo que anhelo,
[9] Y que agradara a Dios quebrantarme; Que soltara su mano, y acabara conmigo!
[10] Sería aún mi consuelo, Si me asaltase con dolor sin dar más tregua, Que yo no he escondido las palabras del Santo.
[11] ¿Cuál es mi fuerza para esperar aún? ¿Y cuál mi fin para que tenga aún paciencia?
[12] ¿Es mi fuerza la de las piedras, O es mi carne de bronce?
[13] ¿No es así que ni aun a mí mismo me puedo valer, Y que todo auxilio me ha faltado?
[14] El atribulado es consolado por su compañero; Aun aquel que abandona el temor del Omnipotente.
[15] Pero mis hermanos me traicionaron como un torrente; Pasan como corrientes impetuosas
[16] Que están escondidas por la helada, Y encubiertas por la nieve;
[17] Que al tiempo del calor son deshechas, Y al calentarse, desaparecen de su lugar;
[18] Se apartan de la senda de su rumbo, Van menguando, y se pierden.
[19] Miraron los caminantes de Temán, Los caminantes de Sabá esperaron en ellas;
[20] Pero fueron avergonzados por su esperanza; Porque vinieron hasta ellas, y se hallaron confusos.
[21] Ahora ciertamente como ellas sois vosotros; Pues habéis visto el tormento, y teméis.
[22] ¿Os he dicho yo: Traedme, Y pagad por mí de vuestra hacienda;
[23] Libradme de la mano del opresor, Y redimidme del poder de los violentos?
[24] Enseñadme, y yo callaré; Hacedme entender en qué he errado.
[25] ¡Cuán eficaces son las palabras rectas! Pero ¿qué reprende la censura vuestra?
[26] ¿Pensáis censurar palabras, Y los discursos de un desesperado, que son como el viento?
[27] También os arrojáis sobre el huérfano, Y caváis un hoyo para vuestro amigo.
[28] Ahora, pues, si queréis, miradme, Y ved si digo mentira delante de vosotros.
[29] Volved ahora, y no haya iniquidad; Volved aún a considerar mi justicia en esto.
[30] ¿Hay iniquidad en mi lengua? ¿Acaso no puede mi paladar discernir las cosas inicuas?